Si has pensado en remontarte.
Más allá de la noche, del día, del astro.
Si has considerado mentir y luego olvidar.
Porque te han lucrado tu futuro impunemente.
Si son lágrimas de ácido.
Las que caen por tus pómulos.
Y olor a pólvora quemada de esa detonación.
Que antes de matar la quietud del letargo.
Se ha llevado al inmaduro criminal.
Entonces habrá un balbuceo en el gentío.
En un tiempo pasado que nadie recordaba.
Del hecho cotidiano de los días morados.
En el latifundio de los sin nada, exclamó.
A las 24 horas del suceso todo seguirá igual.
Es que las almas olvidadas nunca pre existieron.
Siendo una estupidez creer en los actos fallidos.
Entre murmullos de jabones plateados sin marca.
Los ciclos siguen corriendo.
Y aunque siempre fue de noche en esa baldosa.
La luz no le llega ni al cántaro.
Los oídos siguen tapados con ceras inorgánicas.
Los dedos entumecidos de prácticas amorales.
Jamás dejan pasar los detalles espontáneos.
Quieren que ellos nos dejen creer.
Que el mañana aún existe.
Conclusión, digo lo que siento, expresó lo que digo.
Mis manos no pueden reproducir con señas.
Lo que de ningún modo fue hablado.
El murmullo quedará en los oídos.
De los que no quieren escuchar.
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