Absorbentes esponjas.
Encalladas en un puerto milenario.
Las gaviotas vuelan en círculos.
Como buitres olvidados.
Y emiten sonidos de las huellas perdidas.
Partículas de neones incandescentes.
Indican por donde debemos pasar.
Al estado inseparable inagotable de los cauces.
Y las costumbres son las mismas.
El hombre robusto le da sentido empírico a las cosas.
Y los que escuchan no saben callar.
Y solo afirman cuando no es necesario.
Las marionetas cuelgan de hilos gastados.
Se mueven de un lado a otro.
Con movimientos inseguros.
Quieren decirnos algo.
Que solo lo saben los que miran más allá.
Y los cóndores se cansaron de dar vueltas.
Y cayeron agotados a la tierra negra.
Y de un solo impulso.
Nefastos augurios de victorias agotadas.
Golpean las puertas de los castillos medievales.
¿Será que la victoria era innecesaria?
Se preguntaba el caballero de la orden siniestra.
Y los ecos retumban en las tumbas.
De los caídos en el intento de amar.
Son ellos los que buscan resarcir.
Los actos insanos en perjuicio de los desposeídos.
Pobres esclavos de sus palabras.
Adscriptos a los relatos.
Insania manifiesta.
De fábulas caías.
Voy a hablarte al oído.
Las cosas que el viento no quiso.
Sé que hay que esperar el momento acertado.
Cuando los chanchos vuelen y los perros hablen.
Será el día en que todo sea imaginable.
Y ahí estarán los que lloran por llorar.
Los que hablan por hablar.
Nos exponen la finitud de las cosas.
No me trago la rima otra vez.
Porque todo es desemejante.
La hipocresía es moneda de dispendio.
Y los castillos de madera arderán.
Como en los días del recuento.
No sentirán.
Porque las manos están atadas.
A las aspiraciones del infiel.
El amor es uno solo y se construye entre dos.
No distingue sexos, razas, culturas.
Tampoco ideologías, credos ni juicios atemporales.
Cuando se comprende realmente.
Amamos el alma, la esencia, los sentimientos.
Dejemos de lado los prejuicios insanos.
En los sueños de los que creen sin ver.
Será la respuesta en los tiempos inciertos.
Responses