Chema Gómez Hontoria
Nationality: 151
Email: chemagohon@gmail.com
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Email: chemagohon@gmail.com
Chema Gómez Hontoria
Chema Gómez Hontoria, nacido en San Lorenzo de El Escorial en junio de 1970. Dicen los que le conocen que desde pequeño tenía una gran afición por la literatura y que pronto empezó a escribir poemas. A él le gusta decir que una noche se le apareció el espíritu de Arquíloco de Paros que huía de alguna batalla ya sin escudo y sin lanza. Arquíloco obligó a Chema a ser poeta y Chema obedece este mandato solo de vez en cuando. De joven ganó varios concursos literarios, más de prosa que de poesía debido a que Chema obedece más al espíritu de Gómez de la Serna, mucho más moderno y simpático que Arquíloco sin duda. Aun así en 2013 publicó su primer poemario (Vértigo Idóneo), participó en alguna que otra antología, como la publicada por Baterbly Ediciones En legítima defensa. Poetas en tiempos de crisis . Hay textos suyos en varias revistas como Acantilados de Papel, Oriflama. Aunque no le guste mucho participa en varios recitales. También es coordinador del taller de Creación Literaria del Ateneo Escurialense desde 2008 y creador y director de la revista online www.elecodelasierra.com. Podéis conocer más de él en su web www.chemagomez.com e incluso contactar por twitter @gohonchema
COMO UN GATO
Te observo altivo,
desde lo alto del árbol,
no tengo vértigo,
ni miedo a caerme.
Observo tus juegos,
tu indiferencia fingida,
y me da igual,
yo soy muy feliz
en lo alto del árbol
Pero aunque solo imaginases
que quieres bisbear,
saltaría desde arriba,
sin miedos,
sin vértigos,
moviendo el rabo con alegría,
me recostaría en tu regazo,
de caprichosa indiferente.
Quemando barcos no botados,
para no llamarme cobarde
al malvivir sin intentarlo.
Quemar los barcos, inventarlos,
sonreír viendo como arden,
quimeras de un loco enamorado.
Asegurarse de estar sentado
en el lado bueno de la barca,
que de las flechas que llueven
sean enemigas las que te matan.
Y soñar mientras navegas
con Dédalos que enhebran caracolas,
que se esconden de Minos humillados.
Ítacas que esperan a sus reyes
cansadas de absurdos pretendientes.
Sueñan mecidos por el piélago,
con platas y oro del indio ya gastado.
Grandes palacios ,ya solo piedra,
el orgullo de gente que ha huido,
y ha vuelto triunfante, navegando.
Despertar, ver, sospechar
que ya no se necesiten porqueros,
que no quede nada por descubrir,
ni sirenas cantoras en el mar.
Y tal vez no saber
si el equilibrio es
lo que no nos respeta
en los días de lluvia,
entre gatos relamidos,
que sueñan con sardinas
brillantes de un mar
que no conocen.
No lo sabemos,
y caminamos,
con los ojos cerrados
pisando cristales,
restos de fiesta arruinada
de amigos perdidos,
despedidas en la puerta
de sucios urinarios
compartidos entre risas.
Tu sonrisa de triunfador
al salir de aquel antro,
que era la misma,
sí, era la misma
que te dibujaron en el tanatorio
el día siguiente.
Son así crueles los años
de juventud perdida
entre ojos que te miran,
falsas expectativas.
Y proyectos soñados
entre colillas, holas y ron.
Salir de casa sin saber
si encontrarás alguien,
sin ganas de pasarlo bien,
por no decir soledad.
Buscar sus ojos,
los ojos sin mirada,
entre el humo de cigarrillos,
pitis furtivos,
que nunca eran tuyos.
Resetear el alma,
no resignarse.
Abrir los ojos,
los ojos que nos cerraron.
La figura sosegada,
como la casa,
impasible de las machotas,
observa
desde su fraile en el pico,
desde su roca final,
el aire que refresca,
que alivia a la santa
que medita,
suspira,
sin ser notada,
sentada,
en la piedra,
liviana.