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Mariana  Llano

Mariana Llano


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Biography
O DAME UN ALA

“Tan lejana
me vi, que tuve miedo de quedarme
allí dentro por siempre...Despegada
de mí misma, perdida en ese légamo
de ceniza de estrellas apagadas...”

Dulce Maria Loynaz

Echa raíz en mí
o dame un ala.

Entierra sobre mi piel tul bandera,
dime lo que quieras:
besos, anunciaciones sin palabras
playas invadidas de arenas
y pececillos quietos en su muerte.

Planta tu corazón en cada cima
de esta mujer que intenta no perderse
por calles desconocidas,
y no desarraigarse de sí misma
para no ver morir
el beso que nos cuelga en las pupilas.

Deseo amar el cielo que te hace pequeñito,
la plaza donde crece el palosanto,
la fuente donde no bebo la sed.

El inifinito
momento de asirse a la montaña
con sus ubres de altura
y sus aires enrarecidos, rotos
en la garganta de un cante mayor.

Ansío amarte desde cada cima
de balcones enrejados al viento,
desde la calle cortada en esquinas,
desde lo que te nombra
y me ignora en su tiempo sin campanas.

Echa raíz en mí
o dame un ala.

GÉNESIS

“Creo en el sol aún cuando no brilla
y en la tierra aún si es estéril.
En el trabajo aún si es esclavo
y en las manos aunque no estén unidas”.

Michèle Najlis

¿ Quién puso nombre al sosiego,
quién convocó a la lumbre
por vez primera?

¿Quién se atrevió a llamar amor
al arrebato ciego del instinto
y el galope incesante y pertubado
de cada corazón?

Yo que no soy más que nadie
ni menos que la nada
sólo rescato indicios de cada cicatriz
y atrincherarme
en las esquinas curvas de la tanta memoria,
raíces para colorear la tarde
en bulbos de almidón y esperma.

Matices inmediatos de su tiempo
en el regazo de las estaciones repetitivas,
abundando la vida,
soslayando la muerte
en el puñal incierto de la tarde
entregada al sol de los arcabuces.

¿Quién nos maldijo al hombre
en sánscrito perpetuo,
quién le forjó la cruz en aquel monte
infinito y secreto
donde nos rescató por siempre el alma?

¿Y quién te invoca ¡madre! En cada llanto
cuando llama al amor?

¿Quién soy yo para filigranar palabras
en el vacío cuenco del silencio?

¿Cuánta es mi mano gestada
desde infinitas abuelas
para amasar pan dulce
y anunciarte mi llegada
en una larga quena, hueso duro
de mi ancestro mayor?

¿Quién inventó los códigos del tiempo
en cada lengua y civilización
del instante que en una pausa eterna
desgaja sus aletas,
oráculos y sombras alevosas,
perfidias y azafrán
entreverando todo lo que late.

Un caos para presagiar al luz
a la sombra del árbol infinito
del tiempo y su destino perdido en este ¿Quién
soy y me desperdicio eternamente?.

PALOSANTO

“Antes de ser nombrados,
antes aún que el animal
perdiera su extensión sobre nosotros,
caías sobre mí”.

Myriam Moscona.

Escribiré las formas de tu nombre
en las lenguas nativas de mis huesos
para que nadie pueda
reconocerte en mi sombra y acento.

Yo que Moche, Chicama, Palosanto,
Cruz de Garzas, Ajíes y Huarangos.

Yo que todo lo canto a escondidas
porque nada sostengo
ante las aguas del río lloroso,
de la forma jañape que conoces de herirme.

Tranca Falupe supo de mi paso
domeñando las penas de quererte
contra todo albedrío,
contra toda razón y tempestad.

Sólo queda tu nombre
de guerrerito ciego en mis alforjas
murmurando a los yuyos un requiebro
en la noche del frío desamor
donde perdí, Chimú, tanta fiereza
raleando de mi sangre su escanciado sabor.

Sólo tengo tu nombre
y sus formas altivas en el llanto
y sus nardos acentos, reteniendo
fuegos entre mis manos heridas de distancia
y esa sierpe que llamamos recuerdo.

Culebra enredadera en mi pecho,
torcaza que no arrulla sus agravios
y me muerde los huesos
con su lengua macanche y encendida.

Yo que Moche, Chicama, Palosanto,
Cruz de Garzas, Ajíes y Huarangos.

SIERPE Y SALAMANDRA

“Antaño yo vivía en una torre que custodiaban tardes de susurrantes collares”
Manuel Scorza

Las torres de mi sino
equidistaban todas contra el fuego,
ululaban sus vientos
junto al tizón de ardiente carboncillo.

Chinesca de un crepúsculo roto
de tanta sombra amarga
cayendo, manto a manto
en su poncho ancestral.

Habitaba la niebla presa de las alturas
en mi torre de arista rencorosa,
buscaba los rincones
para enhebrar el hilo de susurros y magia.

Cremallera del tiempo,
luz, acontecimiento
cabecita loca y mal averiguada
trenzada de azabaches aguerridos.

De niña,
los pañuelos eran costumbre sabia
en mi cofre de nácar y Pandora
llenito de sus truenos.

Recogía la lluvia y me embarcaba,
como quien pierde un beso,
galopando a la nada.

Cuánta imaginación cabía en la mirada
de quien ha visto mucho y tanto ha de olvidar
en aras de la frágil maraña de inocencias
a punto de romper aguas .

Mas, la memoria urgente
engancha su carruaje en mis enaguas rotas
de tanto asir peldaños,
caminar en la flama
y llorar hacia el sol.

¿Sabe la humilde lágrima
desandar la distancia,
devolverse a su cauce
y escurrirse en los ojos avergonzada y niña,
como si fuera un aire de sierpe y salamandra?

¿ Quién puede rescatarme
de la torre fundida en su tablero
de lógico ajedrez?

¿Quién cumplirá por mí una promesa
y ha de sentirme fiel
en cada filigrana de su tiempo
que habita los fantasmas
del ayer en mi piel?

¿Quién me devolverá el grito emancipado,
precipitando un todo, purísimo, fulgente
en su líquido afán?

¿Puede la luz herirte a media sombra?
¿Puede la noche misma
regalarme una luna sin romper a sangrar?

Las torres de mi sino
han crecido en su espacio
y se encorvan al grito
de los tiempos y sombras
que refractan luceros furtivos y mordaces,
heridos de sierpe y salamandra.

SOL DE LAS BRUJAS

“Todos mis dioses se han venido abajo:
Sólo el momento y yo como una ofrenda”.

Núria Parés

Sol de las brujas
oropéndola sacra en un diamante
de morir frente al mar
todo tu sol ardiente de locura
como pájaro roto en trinos
que acaricia la muerte con suspiros.

Sol de las brujas,
sol de los venados
con astas florecidas por encanto,
ya no incendias mi piel
en cada espasmo rojo de agonía
ni me matas ni embrujas
taladrante clepsidra.

Hora es de anochecer
y crecer en la sombra progresiva
exquisita mansión del imposible
viento del sur y luna.

Alturas y porciones de terruño,
ínsulas a escondidas
de la cruz y la espada,
que no pretenden ser un nuevo mundo
que conquistar a fuerza de acechanzas.

Sol de las brujas,
sol de casi las siete
sobre mi piel de canela fulgente:

No permitas que crucen la vertiente
y arriben a mi vera,
pierde a la carabela
enloquecida de ambición y espera.

Sol de las brujas
aquelarre de incienso, yo te nombro
ícono de la fuerza de mi sangre,
padre de mis ocultas heredades,
enloquece astrolabios y sextantes.

Niega tu corazón al horizonte,
confunde a aquel vigía
que pretenda avistarte
y conquistar la magia de la isla
que somos tú y yo.

BLUES DEL ATARDECER

“Hay ironía en mi pellejo
Hay dolor en mis temblores
Hay orgullo y junto a mi hay ángeles y espectros”.

Marita Troiano

No me voy de mí misma
por no perder el norte y la cordura,
acepto las heridas,
la sierpe ojo de luna.

No huyo ni claudico,
abro la blusa que me poseía
y muestro el pecho al rojo
vivo de las estrellas
y las buganvillas.

Y me quedo en mí misma, alucinada,
ebria y desnuda.

Aguardo la guadaña,
la fiera cuchillada
que entrará por mi espalda
hacia mi corazón.

No me voy,
me quedaba con el atardecer
bailándole las aguas
al horizonte a solas
donde mueren los duendes
que me incendian el alma.

Y TE LADRA CONMIGO UNA CANCIÓN

“Ven a dormir conmigo: no haremos el amor.
Él nos hará”.

Julio Cortázar

Permíteme lamerme las heridas,
aullar a las estrellas este luto
que camina conmigo y me posee
como sombra infinita,
como el poema intenso
que te nombra
en mi voz de cigarra.

Ladrar para la luna en serenata
todo lo que me rompe en manecillas,
veletas del suicido,
agujas de las aguas
que han a rendirse al mar.

Perdóname la culpa
de tanto SÍ en susurros,
de tanto NO a gritos.

Esta culpa de todos los incendios
y el sarcasmo del tiempo
urdiendo olvidos, cruces
en cada cementerio
donde tendí a llorar mi pena loca,
borracha de tu sombra,
huérfana de tu luz.

Permíteme decirte
que el poema es tan sólo el espejismo
de tus ojos abiertos a la duda,
una cadena roja de palabras terribles,
incendiarias.

Y esta pena, habitante infinita
del planeta que fuimos tú y yo,
tan sólo es el fantasma de nuestra rebeldía
que rasguña la luna con su pata de seda
y te ladra conmigo una canción.

Y MÁS ALLÁ DEL FUEGO

“Segura
en esta noche sabia y entera
en que me basto a mí misma
liberta ya de miedos y afectos
permeable como nunca
a este tiempo incauto que llega”.

Mónica Albizúrez Gil

Y más allá del fuego
donde no es nadie el dios que te maldijo
y va a ninguna parte
la rosa de los vientos.

Loca veleta desgarrando el sueño,
la lúbrica montaña de relojes,
la piel del sacrificio.

Más allá del silencio
fundido con dolores
de parto impostergable
en pentagramas tenues por azules
y pajarillos ocres
melografiados al compás exacto
del vaivén de su rama.

Más allá de la numerología
y la mano candente
que me describe un artero destino
en su baraja malquerida y rota.

Más allá de mi apellido
y toda su abundancia de heredades,
más allá de la mar y el espejismo
vistiéndome de luna
hace ya tantas mentiras,
que no sé si son verdades.

Más allá de este par de navidades
blandiendo cual espadas encendidas
la sangre de mi sangre,
la fruta de mi carne:

Existo, sosteniendo llamaradas
más allá de esta forma
sencilla de mujer, cántaro y nube,
de mi planta rozando los caminos,
de mis alas a punto de caer.

Más allá de esta hora:
soy la buena noticia, la vertiente
cantarino cuenco de vidas nuevas,
soy el vientre que no deja un instante
de girar procreandóte universo.

Más allá, soy mujer
y eso me basta
para tejer aromas y cimientos
de todo lo que muere y se renueva
más allá de este fuego
donde no es nadie el dios que te maldijo
y va a ninguna parte
la rosa de los vientos.

HABRA OTRA NAVIDAD

Habrá otra Navidad
en las afueras de mi piel en rama,
de mis cabellos cortados al sesgo
del capricho del viento en la montaña.
¡ Habrá otra Navidad, y yo tan lejos !
Esquiva Navidad, en que los duendes,
chamanes invisibles,
arden conjuros nuevos,
ofrendas de luciérnagas en celo
al niño que naciendo nos redime.
¡ Habrá otra Navidad, y yo tan triste !
En un sendero tibio de algarrobos
la luna lucirá toda su azúcar,
tonderos de llorar, mis cholos,
bebiéndose la chicha de los tiempos,
danzando con la luna
el breve nacimiento de Jesús.
¡ Habrá otra Navidad, y yo tan sola !
Intentando cantarle
un yaraví a la noche de Diciembre,
juntando en mis manos encallecidas
huayruros en su sangre,
chaquiras en su arcilla,
montañas en sus lluvias.
Y en este villancico solitario
intentaré evadirme del naufragio,
me colgaré del árbol del recuerdo
un diapazón erguido de guitarra,
la voz recién nacida del pinkuyo,
azules ocarinas, la fuga de un festejo.
¡ Habrá otra Navidad, y yo tan lejos !

IDENTIDAD

¿ Alguien conoce mi nombre,
las voces de mis dioses,
mis oraciones,
el sueño que me persigue en olas
hacia el mar ?.
¿ Crees en la canción de amanecer
que mi madre sostiene
con su voz de tordillo
para llevarme dentro de su pena ?
¿ Percibes el aroma del patio de mi casa ?
¿ El fermento del tiempo en la sequia
y el sollozo del cielo con la lluvia ?
Tú, que sabes de todo
lo que ignoran mis ojos
y no canta mi voz:
¿ Has visto atardecer sobre la sed en llamas
de la sabana ardiente,
sobre mi piel desnuda,
al relente
de la vida
con la muerte?
¿ Alguien sabe de mí en este mundo?
¿ Alguien me oyó cantar ?.
¿ Alguien me vio llorar ?
¿ Me has visto a solas
reír encandilado con la luna,
amar lo que poseo y me posee,
sostenerme en las aguas
de los ríos que transitan mi sangre?
¿ Sabes lo que no sabe nadie
sobre la identidad de mi palabra,
sobre la piel en ascuas
que me desnuda tanta humanidad?
¿ Escuchas mi verdad
cuando soy invisible a los presagios
y se cierran mis labios
en las puertas del alma ?
¿ Oyes lo que me canta
el pájaro del viento en su dolor,
cuando intento
columpiarme en sus fuegos
y partir hacia donde
nadie me espera, porque nada tengo ?.

SER MUJER

Es tan difícil ser mujer
levantarnos al alba de los días
con la cruz a cuestas
aprender a ser madres desde niñas.

Admitir la tristeza, cotidiana compañera
desafiar la lujuria del mediodía sangrante

Henchirnos de dolor porque la vida
exige entrega, suspiro tras latido
hasta la propia sangre de las venas.

Es tan difícil ser mujer
tan difícil como pedir perdón
ahogar un sollozo a flor de grito
convertir la simiente en fruto nuevo
renunciar a nuestros primeros sueños
dar el corazón
empezar a sufrir cuando nacemos.

Es difícil vivir y ser mujer
acariciar el rostro sin sonrisas
de nuestro niños ayunados
doblar bajo el poniente nuestras alas
heridas de vuelo y rebeldía.

Es difícil volver al nido tibio
una vez que perdimos la inocencia
negarnos a ser fruto y ser abrigo
cuando al amor agita nuestras venas
renunciar a la sorda caminata
de la noche hacia el día
esparcir las estrellas en miradas
llenar los ojos de interrogante y lágrimas.

Acunar nueva vida entre los brazos
sin temor a caer
entregar en la noche nuevos sueños
¡ser mujer!
continuar a pie
con la tristeza y el perdón
sin romper a llorar.

Es tan difícil ser mujer
como cubrir la fosa
de los sueños inalcanzables
del primer amor
a golpe de espina y beso y volver
a bañar de rocío nuestro cuerpo
caminar al amor con paso lento
¡es tan difícil ser mujer!

biografia:
Mariana Llano
Mariana Llano, seudónimo de Geovana Rosa Yaipén Rodriguez

[Chiclayo, Perú 1959] Poeta y narradora desde los 12 años. Ha publicado diversas antologías y revistas literarias en su tierra natal. En 1989 fundó el Taller Literario “Umbral” en Chiclayo. Ha obtenido premios literarios y ha sido incluída en antologías nacionales e internacionales. Actualmente reside en Barcelona, España, donde integra la Asociación Cultural Iberoamericana “ Scorza” .Ha publicado en España'LA NOCHE DE PUSE PUPUCHE' y otros cuentos[2008]

LUNDÚ Revista de arte y cultura negra [2009]

mariana@marianallano.com

geomochik@yahoo.es
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