Martha Isabel Munoz
Nationality: 126
Email: martha_zafirea@yahoo.com.ar
Nationality: 126
Email: martha_zafirea@yahoo.com.ar
Martha Isabel Muñoz
Nacida en Concarán, San Luis, reside en Vte López, B.Aires.
Difusora Cultural. – Miembro Honorable de Jurado.-
Coordina y conduce Café Literario “Palabras vivas” en Martínez B.Aires y en Concarán, S.Luis. – Conduce su programa radial “De memorias y versos” (difusión de autores y sus obras) - Premios y Reconocimientos, participación en mas de veinte antologías.
Reconocida como escritora a Nivel Provincial S.Luis.
Obras: Entre destellos y sombras 2005- Desde lo profundo 2011 (Declarada de interés municipal H.C.D, Concarán, S.Luis - De memorias y versos 2012 – Cuando duelen las manos 2014 –
Cuando me habitan tus ojos 2015 – Concarán, mi pueblo 2017 - E l alfolí 2018 - Pájaros en vuelo 2020. Compilación de tres antologías con escritores del Valle del Conlara, S.Luis.
Vuelo
Noctámbula, sutil, abriste tus alas
ataste tu piel a mi piel para llevarme en tu vuelo
vamos en búsqueda de la voz callada de los pueblos
de los niños con hambre, de la justicia del hombre,
y de la voz silenciada de las madres.
Un gemido promiscuo elevé en mi graznido,
miré hacia el ocaso; te vi tan distante, bajo la pálida luz de la luna,
eras una anciana, pelo de amapola, nacárea tu piel, ojos de estrellas
tu nombre sonaba en la lejanía….Paz…y se hacía eco entre los abismos,
volaste conmigo por muchos caminos.
Nadie nos vio con el vientre henchido, latidos al viento en noches bohemias
entre las ojeras, una lágrima azul rodó en el desvelo
y parió la tierra los hijos del tiempo, umbríos, platónicos,
buscando un mendrugo que sacie el hambre, buscando justicia
que gritan los pueblos y el abrazo ausente que piden los niños.
Tus silencios
Te pierdes,
en la oscura noche de tus silencios,
golpeas mi puerta, al acecho, como un lobo herido,
tus pasos en sigilo,
lentamente rozan el volado blanco de mis sábanas
te acurrucas, en la almohada de mi vientre,
te quedas, como un niño dormido.
El viento flamea,
se lleva la somnolienta quietud de las estrellas,
titila fugaz el amanecer
entre las hendijas prohibidas de tu cuerpo,
viajo en la nube traspasando los rayos heridos
de un amanecer en vuelo.
Te vas,
llevas la pesada carga de tus mentiras
atada en el último eslabón de tu cadena,
tu cuerpo en desvelo va pisando las huellas de sal
de pasiones lejanas, te vas con tus silencios
hurgando tu conciencia de jirones oscuros
y laberintos mediocres del pasado.
Visceral
Estuve gestando palabras,
húmedas palabras, entre los pliegues salitrados
de mis entrañas,
mientras tejía mañanitas blancas
con la piel de mis abismos.
En las primeras lunas, vomité la noche,
ese agrio letargo visceral,
dejando un poema en la estrella del hambre.
Por algún camino,
clamé los gemidos de las nueve lunas,
acuosa su lava, derramó espinas bermellón
punzantes se hincaron en mis pies descalzos.
Lloré, se abrieron los poros de mis lagrimales,
bebieron, saciaron su sed los pájaros, volaron,
con las puertas abiertas de la noche oscura.
Desangró mi columna vertebral,
erguí mi espalda, amamanté algún poema
lo arropé con la tibieza de las arenas cálidas,
el silbo de alguna perdiz lo adormecía,
lejanía y piel, la cruz del sur indiferente, marcó mi camino.
Tiempo de moreras
Era el tiempo de las moreras,
caían rojas al suelo, como el bermellón dulzón de la agonía,
esa agonía, de tu interminable abrazo
que tatuaba mi piel de tibieza,
tibieza y despedida.
Ese abrazo que sellaba el letargo
para adormilarme en la distancia
enhebrando tus ojos pegados a los míos
con la sincronía de la luna, menguando tu piel.
Quería sentirte, sentir el roce tan solo de tus manos
embriagarme de las hierbas del campo,
sentir los pájaros navegando en mis venas
y ese atajo que inventamos con la flor de las verbenas.
Era el tiempo de las moreras, labios rojos,
carmesí en los pómulos, sentí tu aliento de primavera
desgarré palabras, encendí lumbreras en la noche
para saciar mi sed, estrujando la seda blanca de mi almohada.
Urgencia
( Seudónimo: “ Agua mansa” )
Digo tu nombre, con mi voz enronquecida,
duele, la garganta duele cuando grito con la furia de los vientos
la saliva amarga cae, cuando te llamo en silencio,
cuando me urge verte, sentirte, sentir tibio el cobrizo de tu piel.
Acaso no ha llegado el eco hasta tu oído,
tengo sed, y es tan umbrío este tiempo en que te espero
noches oscuras, desvelos, amanecer de pájaros sin vuelo
y este delirio que me punza, me hiere.
Esta urgencia que transita por mis venas,
se adormece, cae, muere entre las sábanas,
se esconde tu nombre en el pliegue blanco de mi almohada
hurgando la tibieza de otros tiempos, otros días.
Late el bermellón de mis labios, balbuceo cada letra de tu nombre,
camino lento bajo la neblina otoñal, no sé dónde voy,
me quedo con la urgencia contenida,
y este piélago de amor, entre mis manos.