Javier Eduardo Tarkowski Jimenez
Nationality: 130
Email: Cyberpoe@gmail.com
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Javier Eduardo Tarkowski Jiménez
Nacido en un año que comienza un jueves, aunque para mí el año comienza un Domingo, pocas semanas después que Aretha Franklin se convirtiera en la primera mujer en entrar al Salón de la fama del Rock, quizás por eso un día después de muchos años el blues pasara sin tocar y se quedara sin invitación.
De un pequeño pueblo en crecimiento las letras fueron subterfugio de la realidad que a veces parece tener menos sentido que la fantasía, quizás por eso caí en el idioma, para pronunciar “inquietud” en diferentes formas al estudiar Licenciatura en Lengua y Literatura Inglesa, pero en un bar terminé por descubrir que las palabras tenían movimiento, sentido y hacían mucho ruido, por lo que decidí revisar la palabra desde todas las áreas que parecían no compartir relación con ella.
¿A todos les sucede que se encuentran con un muro que los aleja de lo que más les interesa?. Un día entre el café y los aromas, buscando más letras, casi forzando el sentido de búsqueda, me encontré con otra veta que seguí para limpiar un poco el camino lleno de ruido por tal búsqueda, es ahí donde me alejé sin separarme de la poesía para transformarla y reutilizar bajo un reciclaje estético la palabra en función de una nueva labor, desde ahí hasta hoy el vino es mi pasión, me formé como sommelier que es lo que hoy me da de comer, la poesía cumplió otra función, desde el conocimiento profundo de la tierra, para seguir aprendiendo de ella y gracias a eso terminé por convencerme, que todo es un discurso, todo es lenguaje, todo es palabra, la tierra conversa con el cielo a través de la parra, ésta como interprete, logra una de las poesías más sublimes, que se aprecia primero sólo, con uno mismo, en un diálogo interno que como los estados de la materia, pasa de líquido a discurso, para ser luego un momento, que puede cambiar todo alrededor de una botella, la sommeliería es un poco como la prestidigitación, se realizan muchas maniobras para ajustar, pulir, editar el vino y cortar bordes duros, quitar ese encierro de lámpara de genio.
Es ahí donde pertenezco hoy, sin dejar que la poesía corte su aliento desde cerca, hablándome siempre al oído, tomándome siempre el pelo, sin dejarme ir muy lejos.
“No me acuerdo, pero no es cierto. No es cierto, y si fuera cierto, no me acuerdo”
No me acuerdo yo tampoco,
de lo que no viví,
no me acuerdo por supuesto de lo que no sentí,
no me acuerdo tampoco
de la cobardía
se me acaba de olvidar el temor,
no me acuerdo ya de quien soy
no tengo nombre ni rostro hoy,
por eso siento el más puro y absoluto derecho
de dar nombre a mi cuerpo,
el nombre de todos y cada uno de los que silenciaron a fuerza,
soy yo un poco ellos y nada yo hoy,
siento el derecho de gritar
por los que no vi desaparecer,
porque son pesares y penas muy largas
para ser llevados por tan pocos,
y es hoy… que no recuerdo quien soy,
que quiero tomar el nombre y la identidad de quien necesita
mas voz para hablar,
un poco de corazón entre tanta lógica
para los que quieren llenarse la boca de estadística,
aquellos que se esmeran por poner números sobre los nombres
y decir que ya es tiempo de dejar atrás
un pasado que aun sangra por venas nuevas, viejas…
que dicen porcentajes y cifras para suavizar
la forma de hablar…
que dan fechas como si fueran concretas,
cuando algunos de los que salieron estuvieron más de 50 años en el encierro,
si hablamos de datos y hablamos de fechas,
nunca comprenderemos esta gran herida que aún nos aqueja,
no hay frio más helado que decir que fuiste un numero
entre tanta violencia…
los números se ven firmes,
no lloran ni miran una puerta entreabierta con esperanza,
no tienen la fuerza de entonar una canción
solo para ayudar a soportar el dolor de sus compañeros,
no intentan inventar cuentos, para que los niños no tengan miedo,
los números no gritan a su captor
cuando este vestido de pies a cabeza y con fusil en mano
lo mira desnudo y maniatado…
los números no se pierden dejando una estela de llanto…
la estadística no sobrevive para contar su historia…
yo los invito a jugar un juego de números…
mis números,
contaré del uno al diez,
como yo se contar porque no soy yo en este minuto…
sino la voz de tantos otros,
que jugaron un juego de militares
que nadie les pregunto si era justo o no…
y de ese día a esta hora aun no aparecen
son luchadores buscando su espacio en esta historia…
1: luis Bernardo Acevedo. Exalcalde de Coelemu 31, obrero maderero.
2:Marcos enriques Barrantes Alcayaga 26 años, se dice que participo en la adquisición de armas.
3: Ester Bustamante llancamin 28 años, Militante socialista.
4:Narciso Garcia Cancino 31 años. Obrero, dirigente campesino.
5: Ricardo Peña Escobar 22 años, obrero asesinado camino a un recinto policial.
no sigo contando más,
porque a mis amigos se los pueden llevar,
este juego de las escondidas no debe suceder más,
queremos nuestra historia reparar
y que a nuestra gente no la escondan más,
se puede perder la noción del tiempo,
se puede perder la conciencia,
se puede perder el sentido…
pero no perdamos la memoria,
para no perder más a nuestros amigos…
A la cocina chilena.
Como cualquiera en el mundo pero totalmente nuestra,
Cuantos kilómetros de tierra para pintar
Los lienzos de greda.
Aquí cabe kiltro, hijo y no-era!
Tiñes de colores y aromas plato
Y casa en el frío de época.
Sopaipillas les dices a esas maravillas
Que cuando llego del colegio me esperan,
Todavía no entiendo porque tomar sopa
Justo al fin de la primavera,
Pero como todo, se añoran tus porotos
En pleno verano antes de una cerveza.
Pero me encuentro con manos
Que igual que las tuyas me hacen
Viajar de punta a punta en nuestra tierra,
¿Será que aquí se cocina
Para aliviar las penas?.
Lo que tiene nuestra cocina
No es la perfección de una era,
Es el abrazo ancestral de la misma tierra.
Que más puede ser un ají verde sin cortar?
El merkén para espolvorear?
El ajo chilote que harto sabor que da,
Los digueñes del mágico sur
Y la alpaca que muchos buscan del otro extremo.
Y que importa su origen si aquí le ponemos Wendy,
El sour se discute hasta que se prueba
Y da lo mismo si juega de local o viene de visita,
Nos miramos a la cara como si la tierra fuera una sola,
Sin barreras ni aduanas sin gloria.
Pero Chile es esta tierra, de sabores, aromas,
Estufas a leña y de las otras,
Nos dan duro, tanto las épocas
Como la historia,
Pero no hay nada… pero nada,
Como llegar una tarde de invierno,
Pasar el umbral y sentir en
Ese regalón restaurant
El aroma que de pequeño
Te daba un beso y un abrazo al llegar.
Entumecidos los sesgos de la piel en grietas de sal
No hay como un poco de agua para mover las olas del alma.
Torso de cielo en la piel sinuosa,
Donde corre, la gota del tiempo que cae en mi frente.
Robaría de ti la sonrisa,
Porque sé que la quieren donar a los bares,
Tienes tantos colores
Que sigo viendo tu silueta
Entre luces dispersas,
Como cuando cierras los ojos
Y ves como burbujas, cada color entre la bruma,
Que interesante sería tocarte en sepia,
Sentir tus verdes hacerse rojos, amarillos y cafés
En primavera,
Mientras tus ojos cambian de agua
A tierra, entre nieve y lluvia,
Con los primeros destellos entre la niebla.
Recuérdame como es escuchar
El sonido de una estela,
Como explicarte que ya he oído todo,
Sin que tus labios sean mas
Que una suave pincelada,
Inmóvil, incesante, urgente entre tantos planetas,
Que increíble es viajar
Cuando no se hace tarde donde sea que vayas a llegar,
Estira el vuelo,
Que de alguna forma volar es lo siguiente,
Y creer es lo pasado,
Hoy es quién,
Y tú… el manto nocturno que da paso al secreto…
En sillas locas jugamos a quien queda
Con la última pieza de pastel que queda por masticar
que bello sentir el crujiente sonido,
como un vaivén, como un baile, con su propio Ritmo,
el vibrar de la tierra en cada parte de tu piel,
Sentir lo que el tiempo tiene para ofrecer,
tan sólo un abrazo,
en estos tiempos tan complicados,
es una osadía la tuya de creer que el cielo es azul,
Cuando todo el infinito lo coloreas tú,
pequeña traviesa, de tantos colores, que inspiras,
que atraes, cuál miel a sus abejas. Y a veces tan marchita,
Decadente silueta la que muestra el concreto,
Entre la hierba fresca después de la lluvia que anuncia la espera
aunque a veces la espera se vuelva eterna,
será tranquila y también silenciosa, y quizás, en ocasiones, angustiante,
mientras tus ojos siguen pegados
en el trozo que queda en la mesa.