Dora Elia Crake (Creik) Rivas
Nationality: 104
Email: lunasolymar2000@hotmail.com
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Dora Elia Crake (Creik) Rivas
Dora Elia (Creik) Rivas (seudónimo Doreli Rivas) es autora de los poemarios “Piel de Seda” (Editorial Patagonia, Buenos Aires) en el cual se encuentra su poema ganador del 1er premio en un concurso internacional llevado a cabo en Buenos Aires/La Plata Argentina en 2013 y “Entre Rosas y Espinas” (Editorial Dédalo, Barcelona, bajo el sello de la Editorial Mediática). Así mismo, en el 2014 fue ganadora de la 2ª y 4ª mención de honor en otros dos concursos internacionales en Argentina. Actualmente se encuentra escribiendo su primera novela con temática de suspenso y así mismo, preparando material para su tercer libro de poemas. Cuenta con una amplia audiencia en el ámbito internacional y ha visitado varios países en encuentros de escritores así como presentado sus obras en una cantidad de ciudades -de esos mismos- y otros países a donde viaja independientemente.
EL OMBLIGO DE LA NOCHE.
Y me llamó el ombligo de la noche que prolífico y fecundo susurró a mi oído acústicos cantares. Me tomó de la mano como guiando a su tálamo la amante novia. Y fui de tul. Y me sentí vaporosa de algodón tejido y nubes, flotando en el espacio entre sus fuertes brazos de árbol, que llenaban de fresca sombra mis circunferencias. Voltee mesmerizada al cielo y pasmando el titilar de las estrellas vinieron a incrustarse en mis ojos. Me explayé en su presencia como acompañan las alborotadas golondrinas las apacibles olas y en su taciturna sensualidad me torné en la Afrodita de un Olimpo sin cauce ni vertientes, brotando de mí un poema apasionado que bebía a sorbos del ombligo de la noche mientras yacía sola.
Dora Elia.
MI AMIGO EL VIENTO.
Estoy de caracol
en mis formas espirales
acurrucada en deseos de él
sin que lo sepa.
Y me resulta inútil
contárselo al viento…
ni al menos siquiera
en relevo a mis entrañas.
¡Oh…el viento mi buen amigo!
Confío en él ¿saben?
En su forma milenaria
de guardar secretos.
No escucha no, pero sí oye.
No ve, pero sí mira.
No siente, pero sí llora…
(como cuando toca un sauce
y lastimeramente plañe
en su vaivén languidecido).
No habla;
(aun con el ruido que hace a veces)
y definitivamente
no va a contar por allí
las cosas que atestigua.
Me gusta su silencio
cuando con suavidad me roza
y se lleva la osamenta de mis penas
a botar al cementerio.
Pero de un tiempo acá
estoy de caracol sin ese hombre
enrollada en mi noche solitaria
y no lo sabe…
Está anudado en mi garganta
borboteándome en el pecho.
Pero no confesaré
ni a mi amigo el viento su nombre…
no sea que aprenda a hablar
y me delate.
Dora Elia.
COMO NO LO HABIAN BESADO.
Lo besé febrilmente
sin temor
sin recato
ni miramientos
hasta ahogar desesperado
en mí su aliento
que imitaba
coctel de frutas frescas
arrancadas de sus nacientes
regando en mí su sabor
y aroma.
Y ese su aliento taimado
se esparcía voraz
por mis campiñas como el fuego
tomando de partida
el carmesí de mis labios
ampliándose en mis hombros
creciendo en mis pechos
ensanchándose sobre mi espalda
y deleitándose paso a paso
en mis bóvedas celestes
como se expande la tierra fértil
recién mojada por la lluvia.
Lo besé sin tregua ni compasión
hasta escarbar golosa
con mis hambrientas uñas
en lo profundo del suelo
sus raíces llenas de savia
y desenterrándolas
me enredé humedecida en ellas.
Lo besé
como no lo habían besado
(fue su confesión en arrebato)
atando pedazos de cielo y nubes
con listones de mi alma
a los terrones mortales de mi cuerpo.
Dora Elia.