Jairo Enrique Guerra Cabrera
Nace en Bogotá república de Colombia el 03 de octubre de 1957, Dramaturgo, poeta, ensayista, narrador, guionista, investigador pedagógico y cultural, Químico puro de la Universidad Nacional de Colombia, especialista en docencia universitaria y Magister en la enseñanza de las ciencias. Actor y director del grupo teatral ESCENA LIBRE, Integrante del Consejo Nacional de la Artes y la cultura durante 8 años, Coordinador de los procesos de recuperación étnica, lingüística y cultural de las 73 comunidades nativas de Colombia, Director de las revistas Materi Leri Lero y Yaghé, Director y orientador del Museo Luís Alberto Acuña de la ciudad de Villa de Leyva, Catedrático universitario en varias universidades de Colombia, fundador y orientador de la sociedad de La Metáfora (Grupo literario), director educativo e integrante del Comité de dramaturgia infantil y el Encuentro Mundial de Teatro Infantil y Juvenil, Proponente del modelo educativo y pedagógico de la ESCUELA INVESTIGATIVA. Entre sus publicaciones se encuentran RITOS DE AMOR Y MUERTE (Poesía), JUGUEMOS AL TEATRO (Dramaturgia), PARADOJAS DEL RETORNO (Poesía), TEATRO EN ESCENA (Dramaturgia), EL SEÑOR DE LOS SUEÑOS (Ensayo pedagógico), LOS CUENTOS DE JAÉN (Narrativa), MENDROS Y FRACTALES (Poesía), LA ESCUELA INVESTIGATIVA (Pedagogía). Actualmente dirige el movimiento APOSTOLES DE LA POESÍA y el ENCUENTRO POETAS DE LOS ANDES.
1. Del poemario Ritos de Amor y Muerte
Si deseas conocer los límites del mundo
acércate a los confines del universo
y cuando te halles
próxima al hueco negro del final
allí donde comienza la Nada,
preciso donde se acaba lo que existe
coloca enfrente un espejo cóncavo
y sigue andando en su reflejo.
Bogotá 1989
2. Del poemario “Paradojas del retorno”
Bitácora de Vuelo
Un cántaro de quimeras
de a gotas entra en reboso
unas vienen en galope
desde las cuevas ventrales
cuando el fuego era oculto
otras, adelante, viajan en destino
buscando las tinajas
colmadas de pectorales áureos.
Pies descalzos moliendo la hojarasca
y aleteos de tucanes
presagiando los jaguares
y la larga anaconda.
Cadenciosas gotas de dedos
repican en el piano antaño clavecín,
pequeños suspiros
ventean en la quena,
antaño el fémur de mis ancestros
y el fuego se enciende
para acompañar las bocas
abiertas al canto.
Ocarina de animales secos,
adorno ancestral del olvido,
gritadora de lamentos,
imitadora de pájaros en celo,
entra a mi alcoba
y rompe las paredes,
los duros espejos
tráeme la laguna más alta,
la del cielo.
A borbotones sólo las sombras
oscurecen solas,
las siluetas desaparecen
entre los claros del bosque,
cuando las astillas de Sol
calientan los volcanes
y el peregrino huye
hacia el vientre de la tierra.
La muerte a destiempo
agota los nervios,
entonces
para qué los partos ?
entonces
para qué nosotros ?
La muerte a destiempo
paraliza los motivos
entonces,
para qué los astros ?
entonces
para qué el planeta ?
La muerte a destiempo
mata los amores,
entonces
para qué tú,
frágil crisálida de los vientos ?
Entonces
para qué tu vientre
amada,
para qué ?
si sólo nos matamos
a destiempo, cuando tenemos todo el tiempo
para descansar del mundo.
Entonces,
entonces,
entonces ?
Testamento
Ahí te dejo la tarde calma y soleada,
colmada de retazos verdes a la intemperie,
herencia de luces y rocío,
testamento de los dioses.
Me refugio en los ojos cerrados,
escondite de penumbras y nada.
Te dejo la mesa servida,
la sopa hirviendo,
el café sentado.
Te dejo recuerdos envueltos
en hojas de tiempo,
memorias de ancestros,
algunas leyendas,
el ritual cotidiano
y otros pormenores
heredados a los hijos.
Guárdame las lunas,
las más enteras.
Sigue contando estrellas
y en el mar las arenas.
Te ofrendo la humedad,
el frío y los sudores
y el cigarrillo humeando
desde el cenicero.
Te encargo del celoso cuidado de los pétalos,
de las mariposas y las filas de hormigas,
de los alces alados y rinocerontes con pico.
Te recomiendo todos los vuelos,
todos los gritos,
todos los pálpitos.
Ahí te dejo todos los tiempos,
el futuro hasta el final,
hasta el retorno.
Mis canas dispersas sobre la almohada,
las sábanas colgadas en el patio,
colillas y cenizas regadas en el piso.
Junto a las botellas
te dejo el mar y algunas ballenas,
la casa en escombros
y el costurero de la abuela
con la llave en la alacena.
Del último cajón del armario,
debajo de todos las calcetines sucios
recoge los escudos,
las patrias
y todas las banderas,
con mi cadáver quémalo todo
ventila las cenizas con la borrasca
y las tormentas del desierto,
mézclalas con ciclones y huracanes,
después,
cuando ya no recuerdes tu destino,
recuéstate hasta el otro amanecer.
1994
3. Del poemario “Meandros y fractales”
I
Caminar sólo por los caminos ya caminados,
Buscar la piedra del descanso
Y pensar en detenerse,
Es como seguir andando
Con el mundo que nunca se detiene,
Y con su todo que sigue andando.
Quisiera poder detenerme sin andar,
Sin tiempo y sin verbo corporal
Para poder detenerme en algo,
Y tomar otro camino,
Variar el rumbo de lo andado.
Pero acaso, ¿existe algo para detenerse y poder detenerme en algo?
El camino se bifurca y los meandros se diluyen.
Tú te puedes detener,
Pero el camino sigue andando.
VI
Comprensiones de la sensación
Fluido instintivo del conocimiento
Caminos sinusoidales
Decisiones sin comprensión
No es el saber, es el aprender
Prenda metafórica colgada de los órganos.
No es lo que se comprende
Sin saber para qué se comprende
Y en el abismo de la ignorancia
Las comprensiones no nos comprenden.
Las palabras y sus huellas no son saberes
Son sonidos que intentan entender
Quien comprende no habla ni escribe
Continúa su camino en el abismo
Hasta encontrar su camino
Somos una comprensión de los destinos.
2013