Murmuraciones en la almohada.
Hoy desperté
Desempolvando recuerdos
Hurgando en lo más profundo de la memoria
Tratando de hallar un momento más duradero y certero
Que aquel segundo en que con mis dedos acaricie tu cuerpo.
Hoy desperté
Sintiendo ese frio en el vacío
De los instantes idos y añorados a través de la penumbra
Donde habitan los misteriosos deseos.
La vida en el espejo.
Tenía miedo
Y al tomar las hojas entre las manos
Sentí terror.
El vacío se convirtió en la lápida
Que ancló mi sueño.
Sigo aquí…
Deseo despertar para respirar tu esencia
Mientras ladro un par de bemoles a la luna
Mientras espero que el pasado no me alcance
Y el futuro no se esfume.
Tengo miedo…
No quiero mi ánfora rota.
Semillas en el campo.
Un sable herido sangra en medio de la batalla
Luego de recorrer pasos ancestrales con su ideario de libertad
Ese sendero de pedregosas grutas y bosques congelados
En un pasado omnipresente que se resiste a fenecer
Que se revela contra lo preestablecido blandiendo un grito de unidad.
Un sable herido sangra en medio de la batalla
Sin callar jamás su voz, sin permitir que el temor le avasalle
Exhibiendo la grandeza y la valentía de hombres eternos
Refulgiendo con brillos celestes de estrellas de mar
Y luciérnagas del monte.
Un sable herido sangra en medio de la batalla
En las cumbres y en las simas, en el valle y en la sabana
En el río y en cada calle…
Un sable herido ha caído, mas todos somos sables
Y no podemos escapar a nuestro destino.
CANTO DE LA AUTOLIBERACIÓN
Cerca… muy cerca
Y sólo puedo verte a través del espejo
Cuya tenue luz muestra con sus reflejos
La triste existencia de un futuro incierto
Del ayer recordado y la desesperanza
La melancolía, el día y las tinieblas
Mientras cubres en tu rostro
Las lágrimas que aún no permites escapar.
Cerca… tu camisa rosa mi piel
Y no imaginas que estoy observándote
Que tu alma discurre inconsciente hasta mis manos
Y comprendo tu soledad al sentirte distraído
Soledad de compañías ausentes
De suertes divergentes cuando la unidad es la premisa.
Eso que sabes te pertenece
Y te resignas a soñar a través del cristal
Como algo prohibido a la propia esencia
Eso que te robaron desde antes de tu tiempo
Eso por lo que se debe la vida y la vida por venir
Eso por lo que mueres sin probar
Eso que te es vedado tocar o soñar…
Eso que la miseria te niega
Te impulsa a tomar el fusil
Con sus tintas de muerte y de vida
De destrucción y construcción
Arquitecturando la transformación,
Ese pequeño fusil que empuñas en tus manos
Fungiendo de poeta
Para escribir en una cuartilla
Unos cuantos versos de liberación.
Juan Carlos Hoyos Espinosa.
Nacido en Cartagena, Colombia el 01 de Enero de 1980, pronto sus padres se radicaron en la ciudad de Sincelejo por motivos laborales. Es en la sabana de Sucre donde discurren sus años de infancia, entre el fútbol y uno que otro poema de amor.
Al terminar sus estudios de secundaria retorna a Cartagena a realizar estudios de medicina general en la Universidad de Cartagena, donde finalmente se titula en el año 2006.
Es durante los años de la universidad cuando inicia realmente el despertar a lo social escribiendo un puñado de poemas sobre la situación política y la desigualdad social imperante en Colombia, los cuales por alguna razón fueron arrojados al olvido.
En el año 2010 decide migrar a Chile, donde conoce a un gran escritor y poeta, quien muy rápidamente se convierte en un muy buen amigo y retoma la pluma para permitir que los versos vuelvan a fluir.