s
s
s
s
s
s
s

El contenido de esta página requiere una versión más reciente de Adobe Flash Player.

Obtener Adobe Flash Player

Ámbar Past
Nacionalidad:
México
E-mail:
Biografia
Dedico este poema a los hombres que nunca se acostaron conmigo
a los hijos que no tuve
a los poemas que nadie escribió

Dedico este poema a las madres que no amaron a sus hijos
A las que murieron en hoteles
sin que nadie les acompañara

A los poetas que viven olvidados en alguna antología
Al poeta en su velorio con la boca cerrada para siempre

Lo dedico al autor de las pintas en los muros
Al torturado anónimo
Al que nunca dijo ni su nombre

Dedico este poema a los que gritan de dolor
y también a las parturientas
Lo dedico a los suicidas
Al que lava cadáveres
A las mujeres que se acuestan con todos
A los que siempre duermen solos

Dedico este poema a los que no frecuentan cafés
ni piscinas ni saben hablar por teléfono
A los que no entran en los bancos
ni salen en la tele
A las de la primaria vespertina
que reciben declaraciones de amor con faltas de ortografía
A los poetas que nunca empiezan a escribir
A las que no se atreven a opinar
ni a levantar la voz
A las que no pueden estar felices sin el consentimiento del macho
A las que duermen con sus delantales puestos
y piensan en el quehacer mientras sus maridos eyaculan prematuramente
A las que tortean en jacales
y no tienen sillones

A los que arrullan a sus hijos en tsotsil
y traen mugre bajo las uñas
A los pepenadores
A los que chaporrean
siembran nopales y comen tortilla con sal
Al sereno que también trabaja de día
A la de la chancla rota que tiende cien camas cada mañana
Al viejo sin dientes que merca chicle en la playa
A los que viajan parados a la tierra del cacao
A las que traen las caras negras
y la cicatriz del llanto en su sordera

A la que da el pecho a su hijo en el cañaveral
A los que buscan el arco iris en el aceite de los charcos
A la que chapotea en las cascadas y se moja el pelo con
[agua de lirios
A los remeros que inventan el canto con sus brazos
A los que lavan el nixtamal bajo la lluvia
A las que acarrean el agua en cántaros
y caminan por la carretera

A la niña viendo luciérnagas
A la niña con el candil en la mano
A los chamacos que saltan con el rastrojo en llamas
A los que corren sobre el fuego
entierran a sus muertos en la cocina
y cantan entre los escombros

Al que engaña a su muerte en la cama de los moribundos
Al que baja de los cerros para no quemarse con las estrellas
Al que agarra la mano de la muerte y baila con ella

A las que tienen muchas nueras y cargan iguanas en sus cabezas
A los colochos que venden nieve en tierra caliente
A los camaroneros divisando el co de madrugada
Al que arremanga su camisa y pide un hacha
A la que vende tamal de bola, de mumu y chipilín
A los que cortan elote tierno para comerlo crudo
y amarran la pata del perro que roba pollo
A los que hacen las maracas
y matan por amor
Al que se avienta al hoyo en el entierro de un amigo.
Al poeta que no puede bajar del techo por estar tan enamorado

Al que hace lo que puede

Dedico este poema al hombre encadenado
A los niños golpeados
A los hijos de alcohólicos
A las que cuidan a las criaturas de otros y ven a las suyas
[cada quincena
A la que trapea en el colegio y no sabe firmar su nombre
A las que comen en la mesa del hospicio
A los tullidos que se acurrucan junto al horno en alguna panadería
A los que atienden los baños públicos
y barren las calles al amanecer
A las que bailan en cabaretes
y están hartas

Dedico este poema al amasador de adobes que muere en la casa
[que construyó para otro
A los que se escaparon de noche cuando el volcán sepultó su iglesia
A los vecinos que ya enterraron a sus hijos
uno tras otro como los años que pasan
A los que han tenido que vender a sus hijos
su sangre y su sexo

A los que nada tienen que perder

Dedico este poema a los peones acasillados que invaden
[las tierras del patrón
A los que cavan túneles debajo del dinero
A los que prenden lumbre al ingenio
A los que no echan sombra y sin luna dinamitan los puentes
A los de trece años que se van a la guerrilla
y conocen mujer por primera vez en la montaña
Para los dos heridos
Para Las Pelonas
Al tacuazín de Olga
A los chuchos apaleados

A niños que nacen en países donde la verdad está prohibida por ley
A los que han adoptado otro nombre
y llevan años sin saludar a la familia
A los que nunca durmieron en la misma cama
y comparten la fosa común

Dedico este poema a la madre que busca a su hijo en el anfiteatro
entre otros poemas decapitados
A la que no puede decir cuál cadáver es el suyo
y se despide de cada uno con un abrazo

LA SEÑORA DE UR

Soy el museo más viejo del mundo
y me acaban de saquear.

Han quemado mis libros.
Estrellaron mi cara contra el piso.

Soy la mujer en la foto
a quien apunta el fusil.

Estoy tirada en el suelo,
mis manos esposadas atrás.

Quieren lo que nadie puede dar.

Alejandro Magno no ambicionó el petróleo.
Él alababa mis duraznos
cuando las huertas entre mis ríos
eran ya muy antiguas.

Soy el Jardín.

La primera mujer y el primer hombre.

Madre de la Escritura.

La primera ley.

La primera ciudad.

Soy el lugar a donde todos iban.

El alba y el punto de partida

Yo inventé el pan.

Creé el trigo.

La lana, el vino, la miel.

Soy arco y bóveda,

cera perdida de la fundición.

Canto de todos los cantos.

Yo era la Fe.

Soy todas las religiones.

En todas las guerras me han violado.

De mis senos arrebataron a mis hijos.

Estoy tirada en las baldosas.

Soy la Tierra.

Durante horas
desde que me desperté
he estado mirando
lo rojo de los mosaicos.

Ya me acuerdo de dónde soy.

Soy la sed.

Ahí vienen.

Oigo el eco de sus botas.

MISS GUERRA

La Guerra nos llamó
para ofrecer un rapidín.
Dejó un mensaje en la contestadora,
una mancha de petróleo en la playa.
Le enviamos docenas de largos brazos.
Costales de uñas.
El rostro de una madre.
Un poema traducido del persa
te puede costar diez años
y medio millón.
La Guerra tira la casa por la ventana,
pero no le interesa curar enfermos
ni educar ciegos.
Miss Guerra no sabe leer.
Apenas puede firmar cheques,
pero le va muy bien.

Abre las puertas de su funeraria.
Hace negocio, pone una cadena
de sucursales.
¿Para qué preocuparte?
Lo importante es
estimular el clítoris del Dinero.
Hasta que te pague.
No empuje, joven, habrá Guerra para todos.
-Dame una libra de Guerra...
Dámela fiada, compadre,
véndemela al mayoreo.

¿Guerra civil?
¿Etnocidio?
-Lo que tú quieras, mi Reina.
Estamos a tus órdenes
para cualquier ocasión
en que se te ofrezca.

Alcánzame la Guerra, por favor, papacito. ¿Todavía hay?
¿Ya se acabó?
¡Compre más
y más y más!
¿Cuántas guerras necesitas, chulito?
La Guerra nos ofrece su nalga.
Le agarramos las tetas.
La biblioteca arde en llamas.
La escuela se vuelve cuartel.
El hospital es un necrocomio.

Sin embargo [aquí el General pone cara de orgullo],
sólo violamos a mujeres,
hispanos
y gays.

-Damas y caballeros: permítanme recordarles que estamos en Guerra.
Todo tiene su costo.

Un ejército obedece.
Los soldados compran
cuando se les ordena.
La Guerra fue elegida
democráticamente
por nuestros clientes.

Siempre tienen la razón.

Señoras y señores:
con nosotros
MISS GUERRA.

biografia:

ÁMBAR PAST

Poeta de ascendencia polaca y cherokee. Nace en 1949 en los EUA ; emigra a México a la edad de 23 años y adquiere la nacionalidad méxican en 1985. Radica en Chiapas desde hace más de tres décadas, principalmente en parajes rurales donde aprende el tsotsil maya. Es becaria del poeta chiapaneco Jaime Sabines y participa en los talleres literarios del Maestro Juan Bañuelos. Funda en 1975 la editorial experimental maya tsotsil Taller Leñateros, en San Cristóbal de Las Casas, y la revista de arte y literatura La Jícara, publicación celebrada en la prensa internacional como «la revista más bella de México». Su poesía ha sido traducido y difundido en japonés, tsotsil maya, polaco, inglés, serbocroata, italiano, francés.
'Mi amigo el Maestro Yutaka Hosono me pregunta ¿cómo es posible que siendo una persona que nació y vivió los primeros 23 años de su vida en los Estados Unidos, me haya enamorado tanto de la cultura de México y por qué escribo en español y, ¿cómo es posible que sea considerada como una poeta mexicana?

*

Yo nací en una cultura que contrasta mucho con la de México. A pesar de compartir más de 3,300 kilómetros de frontera, la relación entre estos dos países, Estados Unidos de Norteamérica y Estados Unidos de México es distante. Son vecinos que no se entienden entre sí; y no es solamente porqué en EUA se habla el inglés y en México se habla el español [además de 350 lenguas indígenas vivas,] ni porque el salario mínimo en el país del Norte es 10 veces más que el salario mínimo en el país del Sur. Sus diferencias nacen en las raíces de su historia.

*

México antiguo fue el escenario para el desarrollo de las más grandes civilizaciones en el hemisferio americano: la Olmeca, la Maya y la Mexica [o Azteca.] La Gran Tenochtitlán - ahora la Ciudad de México- era el centro del Imperio Azteca comparable con el Imperio Romano...en 1518, fecha de la Invasión Europea, conocida también como La Conquista, Tenochtitlán tenía una población cinco veces más grande que la de Roma. A nivel mundial, en el siglo XVI sólo la ciudad de Beijing era más grande que la capital azteca.

*
Pasé diez años de mi niñez en la ciudad fronteriza de El Paso, Texas.
Al otro lado de la frontera en México estaba Ciudad Juárez; mencionar su nombre nos evoca la memoria de las miles de mujeres asesinadas ahí en tiempos recientes. Durante los años de mi niñez, Juárez me llamaba la atención por su ambiente cosmopolita y artístico constrastaba dramaticamente con la forma de vida provinciana y conservadora de El Paso. Juárez contaba con museos y galerías de arte...en El Paso no había nada de esto, y tampoco había librerías, Ciudad Juárez tenía varias...Mi madre era artista, sus amigos eran artistas mexicanos. Desde muy joven sentí la fuerza cultural que emanaba desde la Ciudad de México...Nosotros éramos bárbaros...La Ciudad de México era nuestra Roma.

*
Octavio Paz, el poeta y ensayista mexicano galardonado con el Premio Nóbel de Literatura, cuyo poema más reconocido, «Piedra del sol», celebra al antiguo calendario de los mexicas, afirma que 'México es una nación que, dentro de la civilización occidental, ocupa una posición excéntrica, descrito por el poeta mexicano López Velarde como: Castellano rayado de azteca».
*
Octavio Paz enaltece la importancia fundamental de las raíces amerindias en la cultura contemporánea de México: «Es cierto que Nueva España, al fin y al cabo sociedad satélite de Europa, no creó un arte, un pensamiento, un mito, ni formas de vida originales, [La únicas creaciones realmente originales de América.son las precolombinas]'.
*
De niña tuve la fortuna de convivir durante 10 años con Rosa Jaques Balam, trabajadora doméstica de origen amerindia, quién dejaba a sus pequeños hijos con su madre en Ciudad Juárez, para cuidar a mi hermanito y yo. Fue Rosa quién me enseñó mis primeras palabras... [¡por cierto groserías!] en español, y mientras ella ensartaba hilos de colores y bordaba sus blusas con aves, lagartijas y la Virgen de Guadalupe, nos contaba sus mitos milenarios...
*
En 1959, cuando yo tenía 9 años de edad, mi madre llevó a mi hermanito y a mí a pasar las vacaciones en la Ciudad de México. Estábamos asombrados y fascinados...con la belleza del centro histórico, los monumentos, sus piedras y pirámides, sus volcanes,
el calor de su gente, la indumentaria y las lenguas autóctonas. onocimos murales, bibliotecas, la Universidad Nacional... y las pirámides de Teotihuacan... conocimos el ónix y el jade, cuchillos de obsidiana, piñatas, ocarinas, huipiles bordados, tambores, monolitos prehispánicos. México era un imán que jaló a mi destino...

*
Yo nací en una cultura en la cual el prestigio ante la sociedad se mide por las cosas materiales que uno posee. Además se considera que la eficiencia vale mucho más que el arte y la poesía. En la cultura industrial donde crecí en los EUA, todo era de fábrica y máquina. A los 23 años de edad, yo era una ama de casa renegada, no encontraba ningún sentido en mi vida prosaica y consumista. Sentía una añoranza tremenda por cosas hechas por las manos, la imaginación y la creatividad de los seres humanos... Buscaba la magia, el arte, la poesía...

*

Desde hace treinta siglos México celebra sus poetas: Nezahualcóyotl, Sor Juana Inés de la Cruz, Paz, Sabines. Un día, hace más de 30 años, dejé mi ropa sucia en una lavandería de California, y me escapé a la 'Tierra de la Poesía'.

*

Agarré rumbo al sur...dejando atrás las autopistas y centros comerciales...pasando por volcanes, selvas y pirámides...

*

El destino me trajo a México, a Mesoamerica donde los tres pilares de la cultura antiguo son: la poesía, la escritura y el libro pintado. En la lengua de los Aztecas Mesoamérica se llama «Tierra de Libros»... Los mayas y otros mesoamericanos llevaban más de mil años escribiendo y creando libros cuando llegaron los invasores europeos a «civilizarlos». En las lenguas autóctonas de México abundan las palabras para decir libros, bibliotecas, escritura, poesía y canto.
*
'Flor y canto' era la expresión de los Aztecas para referirse a la poesía. Su poesía era el espejo de dios en la Tierra y el poeta, «Forjador de Cantos», era una persona poseída por la divinidad quien funcionaba como un eslabón entre los humanos y el Universo.
*
El más conocido de los poetas prehispánicos es el poeta rey de Texcoco, Nezahualcóyotl:

Sobre la estera de flores
Pintas tu canto, tu palabra,
Príncipe Nezahualcóyotl.
En el libro de pinturas está tu corazón,
Con flores de todos colores,
Pintas tu canto, tu palabra,
Príncipe Nezahualcóyotl.

. [traducido del náhuatl por Miguel León Portilla]

El origen del arte poético, según la mitología mesoamericana, tuvo lugar en una especie de Edén tropical llamado Tamoanchan, 'Lugar de abundantes aguas'. Había allí una vegetación exuberante, árboles frondosos; entre sus flores fragantes cantaban guacamayas, quetzales, colibríes. Esas aves del paraíso eran los verdaderos inventores de la poesía.
*
Los antiguos mesoamericanos pertenecían a una de sólo cinco civilizaciones en la historia de la humanidad que originó una forma de escribir sus poemas con caracteres logo silábicos como el kanji y la hiragana.
*
En una carta que el humanista Pietro Martire escribe al Papa Adrián en el siglo XVI, nos describe los jeroglíficos en los libros mesoamericanos que los conquistadores habían encontrado:

Las letras que emplean son muy diferentes de nuestras letras y consisten en cuadritos, espirales, volutas, ovalados y otras formas dispuestos en una línea, como en nuestros libros, y son algo similar a la escritura de los egipcios.

Los Indios de la Nueva España escriben en libros. No los encuadernan como lo hacemos nosotros, hoja por hoja, pero extienden una sola hoja a lo largo de varios cubitos y luego pegan un cierto número de hojas cuadradas hasta que el resultado parece haber pasado por las manos de un encuadernador de libros de mucha habilidad.
*
¿No les parece interesante que los europeos reconocían a los libros mesoamericanos como tales? a pesar de que los libros europeos están encuadernados en folios y los de los mesoamerindios en forma zig-zag de abanico. Los libros prehispánicos de México son una especie de mural portátil de bolsillo. Se parecen a los libros antiguos de China y Japón.
*
Los indígenas de Mesoamérica también reconocieron al libro europeo como tal e interpretaron sus garabatos como una forma de escritura. Pedro Mártir escribe en su carta al Papa sobre un amerindio quien, al encontrar a un español leyendo, dio un salto lleno de admiración, y por medio de intérpretes preguntó: « ¿También vosotros tenéis libros? ¿Y os servís de caracteres para comunicaros con los ausentes?»
*
Muchos libros de los mayas fueron destruidos por Fraile Diego de Landa en el siglo XVI, hecho documentado en su libro Relación de las cosas de Yucatán.

[Los Mayas] escribían sus libros en una hoja larga de papel doblado en pliegues, y todo encuadernado entre dos tablas; son muy hermosos y habían muchos, pero como contenían nada más que supersticiones y mentiras del diablo, los quemamos todos y esto afectó mucho a los Mayas, causándoles gran tristeza y duelo.

Muy pocos libros se salvaron de las hogueras de historia. Sólo 22 libros prehispánicos existen, junto con 54 otros recreados inmediatamente después de la conquista por escribas quienes fueron testigos de la destrucción de su mundo. El testimonio más trágico fue el de Fernando de Alba Ixtilxochitl, un noble mexica quien describe la destrucción de la gran biblioteca de Texcoco, construida por Nezahualcóyotl algunas décadas antes de la Conquista. La biblioteca se guardaba en un edificio muy grande, con docenas de cuartos llenos de miles de libros de poesía, arte, filosofía, medicina, calendarios e historia de Mesoamérica. Cuando los frailes españoles amontonaron a los libros y los quemaron en hogueras, se dio un suicidio masivo entre la gente indígena.
*
En 1974, yo nunca había oído del Estado de Chiapas, estaba viviendo en San Francisco, California, estaba -como mencioné antes- harta de ser una ama de casa y un día abandoné a mi ropa en la lavandería y me fugué a México con unos tipos barbudos que conocí afuera de un cine...
*
Me dijeron que iban al sur de México a buscar tribus y templos perdidos...algo como una película de Indiana Jones...o National Geographic. Mis nuevos amigos eran aventureros de agua blanca, tenían kayaks y una balsa inflable de 10 metros de largo y una combi volkswagen lleno de libros de arqueología y antropología... remos, balsas, cayucos, equipo para exploración de cuevas, lazos, cascos para escalar montañas, una farmacia completa incluyendo antiveneno contra serpientes tropicales, y dos docenas de cubetas blancas para manteca llenas de crema de cacahuate con dátiles y nuez de la india, granola, arroz integral, leche en polvo, avena. Los barbudos andaban buscando a una mujer quien hablaba un poco de español, como Lewis y Clark encontraron a Sacagewea, o cómo Hernán Cortés ligó a La Malinche. Yo estaba lista para huir de la «civilización» falsa donde nací; ya me urgía conocer a la poesía y la magia...tenía 23 años y me escapé de los EUA para ir a vivir con los indios en México.
*
Los primeros indios que encontré en mi huida hacia el sur, estaban en el aeropuerto de Tepic, Nayarit...Eran tres huicholes que llevaban ropa típica, camisa y pantalón bordados con punta de cruz en colores fosforescentes...traían sombreros cubiertos de plumas de loro y águila...morrales tejidos a mano, collares y pulseras de chaquira.. Pregunté a donde iban y me dijeron que en la próxima avioneta iban a San Andrés Coamiata en la sierra y, bueno, no pude resistir y me fui con ellos en el vuelo y pasé más de un mes aprendiendo a tejer en telar de cintura, a hilar con un palito...me llenaba de asombro ver cómo vivían en casas construidas de palos y lodo...se veían así en los libros de cuentos...cómo tocaban sus violines diminutos en su centro de ceremonias, el caliguey, oí sus cantos rituales, presencié sus danzas, viví su alegría...y me di cuenta que ya nunca podía volver a vivir en una sociedad industrial de consumo...la parte de mi que escribía poesía añoraba nutrirse de las culturas de México.

*
Después se quemó el motor de nuestra combi. Dos veces. Tuvimos que abandonar el auto para en autobuses de segunda clase, cambiando de pueblo en pueblo...hasta llegar a las montañas altas del estado de Chiapas...el estado con más pobreza de todo México, con una gran población maya: tsotsiles, tseltales, tojolobales, ch'ol, mam, lacandón, cakchiquel...grandes áreas donde casi no se habla el español y la cultura milenaria autóctona...en particular la literatura...se conserva en el habla del pueblo. La gente considera a la poesía como algo de primera necesidad y donde cotidianamente se rodean de coplas rituales...

*

En el antiguo libro sagrado de los mayas, el Popol Vuh, consta que la poesía es el alimento de los dioses; los dioses crearon a los seres humanos para que nosotros les nutriéramos de la poesía.

*
Era mi primer domingo en los Altos de Chiapas y la plaza estaba llena de vendedores de annato y aguacates, miel en colmena, café recién cosechado. Yo era la persona más alta de todo el mercado, la única güera de ojos azules. La gente me tenía asco. Decían que era una albina, espantosamente fea y sólo me acercaban para ofrecer venderme huipiles tejidos a mano o bolsas para guardar milagros.

Cuando la gente maya me veía se preguntaba para qué sería útil esa Gringa. Creo que era difícil para ellos saber. ¿Sabes caminar? me preguntaban, ¿Comes borregos? Se reían de mis torpes intentos de hablar tsotsil. Yo no sabía hacer nada: ni hilar con huso, ni hacer tortillas, no podía usar ni machete ni mecapal. «Es muy floja,» repetían entre ellos, « ¡y cómo apesta!»

A los niños que se portaban mal les amenazaban con regalarlos a la Gringa. Así pasaba yo más de un año de mi vida, sin amigas más que por interés, sintiéndome subhumana, refugiada de otra galaxia.

¿Sabía María Tzu que yo venía del país más odiado del mundo? Se rumoraba que yo robaba bebés y los convertía en aceite para los aviones. Nada más porque eran muy pobres y yo olía a dinero me acercaban. «Dame peso» me gritaban desde lejos.

María Tzu tejía gorras para recién nacidos. Las compraban turistas en la Ciudad de México y las pedían con tintes naturales. «Tú has de saber cómo hacerlas para que les gusten a las gringas» me decía. «Enséñame». Hasta me invitó a su casa.

Los hijos de María Tzu me estaban esperando cuando bajé del autobús. ¿Dónde viven? les pregunté. Me señalaban el camino río abajo. Y nos fuimos resbalando en el lodo rojo durante más de una hora. Cuando cruzamos el río me señalaban hacía arriba. Y así fuimos subiendo y subiendo. Cuando oscureció compraron rajas de ocote y los prendieron para no perdernos en la montaña.

Era más de la media noche cuando llegamos a la nuble bosque de la cima donde vivían con su madre en una casa de varas y lodo. Nos calentamos en una fogata en medio del piso de tierra. No había más luz que la de las brasas.

María Tzu me hizo una camita. Extendió en el rincón un petate con una cobija que ella misma había tejido. Sus hijos ya estaban durmiendo en un nido de lana detrás de la puerta. Me acosté boca arriba mirando el juego de luces y sombras en los morillos del techo de paja. Se oía el canto del curcuvitz, y el colibrí de noche.

María Tzu se acercó a mí despacito, como se acerca a un animal salvaje. Me iba hablando bajito, su voz me hipnotizaba. Me palpó en todo mi cuerpo. Sus manos no era invasivas. Me iba amansando, poco a poco muy suave. Tocó mis senos, mi vientre, mi sexo.

«Eres una mujer verdadera» me decía con emoción. Parecía muy contenta con su descubrimiento: «A lo mejor hasta podías tener hijos. Como cualquiera.»
*

En el estado de Chiapas, a cualquiera se le considera poeta hasta comprobar lo contrario...y esto a pesar que es el estado de la república mexicana con el índice más alto del analfabetismo.
*

Entre los mayas contemporáneos, el prestigio se gana con la poesía; a una persona que sabe de memoria muchos cantos, se le llama sabio; literalmente dicen que «tiene escritura en su corazón».

En mi cultura de origen, la poesía es considerada como un lujo; entre los mayas es una parte esencial de la vida cotidiana. Me asombré al descubrir, que hasta las personas mayas que viven en una miseria material extrema se rodean constantemente con poesía de su propia creación. Hasta para pedir prestada una jícara de la vecina, se le dice en coplas...y la vecina responde con otras coplas...para pedir la mano de una mujer en matrimonio, las familias intercambian poemas. A la tierra se dirigen versos para que produzca nuestro alimento, hay poemas para que no venga el ejército, para que el murciélago no muerda al borrego, para protegernos del arco iris, para que la lagartija no coma el fríjol, para no tener que ir a trabajar en Los Ángeles y la Florida, para vender Pexi-cola. Se le canta al arpa para que toque bonito la música, se le canta al telar para que teja bien, a la Tierra para pedirle su barro. Se recitan poemas a los lagos, a los manantiales de agua para que llueva. Hay poemas para matar al hombre infiel, para alcanzar una larga vida y para curar a los enfermos...

*
Martes es el mejor día para curar a una mujer. El vidente, o ilol, que quiere decir 'el que ve', ensalma a la enferma ante un altar de hierbas santas y velas, entre nubes de incienso, con cantos que pueden durar toda la noche. Si la enfermedad es muy grave, la ceremonia se prolonga durante tres días; la paciente se acuesta en un nido de flores mientras el vidente visita los santuarios en las cuevas y cumbres de las montañas, ofrendando poemas sagrados a los Padresmadres.

El vidente viene cantando
y halla la palabra,
la caricia de la palabra,
en el interior de las venas.

La palabra sale de la boca de la conjuradora. Viaja con vida suya en el cuerpo de una culebra. La palabra es una larva que penetra en la Tierra, sale de las cuevas, vuela por los aires y cae como lluvia, mojando los cuerpos de la gente.

La palabra entra en las venas y el vidente tienta la palabra en el pulso del enfermo. La palabra tiene forma de estrella, de rueda, de glifo dibujado en el rostro de la sangre.

La fuerza de la palabra puede curar o matar. Una conjuradora soba al paciente con su canto. Las palabras se vuelven bola de fuego para ganarle al hechizo del enemigo; la ilol puede apoderarse de las palabras de un brujo y volver en su contra el mal que conjuró para otro.
*
Me asombra que las mujeres mayas viven inmersas en poesía día tras día; su gran reverencia por los libros me llena también de asombro. Estas mujeres no tienen libros en sus casas, nunca han visto una biblioteca, ni una librería, no tienen escuelas donde pueden aprender a leer, pero sin embargo, las mujeres sueñan sobre libros, como si tuvieran una memoria ancestral de los libros antiguos de los ancestros que fueron destruidos hace 4 siglos...El canto es un libro que no se puede incendiar...
*
Cuándo preguntaba a las conjuradoras cómo habían aprendido sus canciones y conjuros, invariablemente contestaban que los habían aprendido de libros, entre sueños: que soñaban a los primeros Madrespadres les había aparecido ante ellos cargando un gran libro donde los poemas mágicos fueron escritos en letras de oro.
*
El Sol, según María Tzu es conocido como El Escritor, siempre lleva consigo un libro para escribir en él durante su viaje a través del cielo todos los días; apunta todo lo que sucede en el mundo.

Manuwela Kokoroch, de Laguna Petej, Chamula, canta al Hermano Mayor de la Escritura y Pintura...él que custodia el gran libro en donde los nombres de toda la gente en el mundo están escritos, junto con las fechas de sus muertes...Aquí pide una larga vida.

Deja que mi animal viva muchos años más
en las páginas del Libro,
en sus letras, en sus poemas
en sus pinturas,
en toda la superficie de la Tierra.

Éste poema contemporáneo tsotsil maya nos evoca el recuerdo de un poema azteca, escrito hace más de quinientos años en náhuatl:

Sólo en tu libro de pinturas vivimos,
aquí sobre la tierra.
Con tinta negra borrarás
lo que fue la hermandad,
la comunidad, la nobleza...
Sólo en tu libro de pinturas vivimos,
aquí sobre la tierra.
*

El antiguo dios maya Itzamná inventó la escritura; su esposa creó el Universo, simplemente empezó a pintar y a escribir; todo se hizo así. Para los mayas contemporáneos, la poesía se llama «la palabra en flor».

Los mayas yucatecas conservaron sus escritos mágicos antiguos en los Libros de Chilam Balam, el Códice de Calkin'i y -quizá la poesía más exquisita que nos heredaron los Padresmadres mesoamericanos -un volumen de encantamientos que lleva el titulo Ritual de los Bacabes, traducido del maya magníficamente por Ramón Arzápalo.

¿Quién es su madre?
Glifos de los cielos.
Glifos de las nubes.

¿Quén es su madre?
Y se dice,
Ix Hun Tah Dzib, Ella de la Gran Escritura.
Ix Hun Uooh, Ella de los Glifos.
*

Viviendo en las chocitas de lodo con los Mayas tsotsiles, la belleza de los cantos mágicos de las mujeres empezó a hechizarme, sus imágenes, sus ritmos, las metáforas. Comencé a grabar los cantos en mi esfuerzo por entenderlos.

En la casa donde vivía en Chiapas, México en 1975, una shamana llamada Pasakwala Kómes venía a curar la familia con sus cantos. Pasakwala Kómes era una curandera y bruja de Santiago El Pinar, un pueblo muy pobre [en 2008 fue señadalo en documentos oficiales como el municipio más pobre de México], donde dicen que todos son ladrones o brujos. Le pedí a Pasakwala que me permitiera grabar la historia de su vida, y sin pensarlo me dijo que sí. Fui a su casa con la grabadora y ella me platicó cómo había aprendido a curar, soñando los Padresmadres. Describió el libro de pastas rojas que le enseñaron y los conjuros escritos en letras de oro. Luego me dijo que quería oír la grabación, pero la grabadora no había captado nada de su palabra. Pasakwala se rió de mi necedad; sin embargo, estuvo dispuesta a contar otra vez su historia. Le puse baterías nuevas a la grabadora y Pasakwala volvió a decir todo. La segunda versión era mejor, detallaba cómo de niña jugaba a curar las muñecas. Me sentí aliviada, hasta que rebobiné la cinta y me di cuenta de que en esta ocasión tampoco se había grabado nada. Pasakwala no perdió la paciencia; este contratiempo le daba risa y accedió a repetir su historia por tercera vez. De nuevo cambié las baterías, limpié el mecanismo con alcohol y puse otro casete. Pasakwala habló de maravilla sobre la brujería; gran parte de lo que dijo no lo entendí bien porque yo apenas estaba aprendiendo tsotsil. Habló durante noventa minutos, pero la grabadora estaba embrujada y nunca registró nada. A Pasakwala le pareció muy cómica mi frustración. El aparato, una vez fuera de la casa de la Pasakwala, nunca me volvió a fallar.

Cuando estuve tecleando esta historia, Pasakwala la bruja apareció para atormentarme otra vez. No sé si se salió de la grabadora embrujada, pero se metió en la computadora mientras estuve tecleando este texto. Cuando llegué a la página donde me quejé de sus travesuras, Pasakwala se hizo presente.

Los párrafos se rebelaron; Pasakwala molió y redujo a polvo las palabras. Hincó sus dientes en las páginas y luego les destrozó la cara. Desesperadas, las frases corrían de un lado para otro. Como los primeros humanos de la primera creación quienes fuero perseguidos por los comales y las ollas en el libro maya el Popol Vuh : querían subirse sobre las casas y las casas se caían y los arrojaban al suelo; querían subirse sobre los árboles y los árboles los lanzaban a lo lejos; querían entrar a las cavernas y las cavernas se cerraban ante ellos.

Probé su fuerza de Pasakwala y así fue mi ruina. Tuvimos que llamar a otra shamana, Loxa Jiménes para que le hiciera una limpia a la computadora. Loxa prendió velas negras, rojas, verdes y amarillas y refregó el monitor con una gallina mientras rezaba:

Han tirado al cerro del tigre,
a la cueva del tigre,
el corazón de su papel,
el corazón de su letra
de la konputaror, Kajval.

*
Me ha tocado la gran suerte de vivir 34 años en México, en el estado más al sur que se llama Chiapas. Es la Tierra de los Poetas... Me enc

 

Desarrollado por: Asesorias Web
s
s
s
s
s
s