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Antonio Torres Montesinos
Nacionalidad:
España
E-mail:
Biografia
EL ABUELO

Abuelo,¿a ti, qué te pasa,
que tan triste tú estás,
que te miro a la cara
y estás a punto de llorar?
Ya no me tapas en la cama,
ni me enseñas a rezar.
Ya no me cuentas historias,
ni aquellos cuentos bonitos
de aquel chiquillo tan bueno
que se llamaba Juanito.
Ni me sientas en tus rodillas
como antes me sentabas,
y me contabas tu vida,
que yo, atento, escuchaba.
Y te voy a recordar, abuelo,
cuando ibas a la escuela,
te enseñaban a leer,
y escribías en el cuaderno
“palotes” para aprender.
Y cuando tu madre te daba
una “gorda” pa ´comprar;
y comprabas diez galletas
sobrándote la mitad.
Y cuando ibas al campo
con las yuntas para arar,
y llegabas a la vesana
cantando tus fandanguillos
y también por soleá.
Cuando fuiste a la guerra
y entrabas en combate,
y la bandera española
en una loma plantaste.
Llegando el Viernes Santo,
allá por la “madrugá”,
tú cantabas con ardor
aquellos antiguos pregones
a Jesús Nuestro Señor.
Y cuando te hice abuelo,
y me viste por primera vez,
tú me contabas a mí
que las lágrimas se te caían
y sonreías a la vez;
y me mirabas en la cuna,
y no lo podías creer.
Y recuerdo aquel día
en que pillé un pajarillo
y lo intenté enjaular,
y me dijiste muy serio:
“Hijo, échalo a volar,
que su madre ya lo busca,
y así no lo encontrará.”
Yo le di la libertad,

y el pajarillo volaba;
y tú, abuelo, agradecido,
tus manos me acariciaban.
También recordarás, abuelo,
que tú me enseñabas a escribir;
y logré poner mi nombre:
me costó algún trabajo,
pero al fin lo conseguí.
Abuelo, no vayas a llorar;
la abuela se ha ido al Cielo,
el Señor se la llevó
a que le cante las coplas
que de niña le cantó.

El abuelo ha sonreído,
y besa al nieto en la frente;
mientras, en silencio, lo estrecha
contra su pecho, fuertemente...

A TI MADRE QUERIDA

GRACIAS, MADRE,
porque me engendraste
en tu vientre por amor,
con la dulce esperanza
de tener un hijo
en tus entrañas.

GRACIAS, MADRE MÍA
porque me tuviste
nueve meses en tus entrañas,
y me diste sangre de tu sangre,
y sufriste las vicisitudes
de un primer embarazo.

GRACIAS, MADRE MÍA,
porque me diste la vida
después de haber padecido
los dolores de un parto,
colmándote de amor
y cariño ante mi persona.

GRACIAS, MADRE MÍA,
porque, ante tu segundo embarazo,
me pusiste un ama
que pagabas con el sueldo
que ganaba mi padre
con el sudor de su frente.

GRACIAS, MADRE MÍA,
porque me dormías en tus brazos
después de una caricia,
bajo tu alegre mirada,
y al calor de tu pecho.

GRACIAS, MADRE MÍA,
porque fuiste el ángel de mi guarda,
con tus desvelos
y tus cuidados cariñosos
ante una enfermedad.

GRACIAS, MADRE MÍA,
porque te habrías quitado
el pan de tu boca,
si hubiera sido necesario,
para seguir alimentándome.

GRACIAS, MADRE MÍA,
porque un día me llevaste
de la mano, junto a mi hermano,
al Rebaño de María,
para educarnos
en la fe de Cristo.

GRACIAS, MADRE MÍA,
porque me enseñaste
a respetar y a querer
a los mayores.

GRACIAS, MADRE MÍA,
porque no me enseñaste
a odiar a los demás,
ni a envidiarles;
sólo a profesarles
afecto y cariño.

GRACIAS, MADRE MÍA,
porque me educaste
en el cumplimiento del trabajo.

GRACIAS, MADRE MÍA,
porque, ante el servicio militar,
me ayudaste en la alimentación,
por la escasez de comidas
en el ejército.

GRACIAS, MADRE MÍA,
porque ante mi primer amor,
y el único verdadero,
me diste tu conformidad
para ser esposo
de la que hoy es mi mujer.

GRACIAS, MADRE MÍA,
porque fuiste una segunda madre
de mis hijos, tus nietos,
y de tus biznietos.

PERDÓN, MADRE QUERIDA,
porque, por mucho
que te haya amado,
por mucho
que te haya obedecido,
por mucho
que te haya obsequiado,
nunca llegaré a pagarte
el sacrificio que hiciste por mí,
y que seguramente
lo seguirás haciendo desde el Cielo.

Ya no me queda, madre,
otra cosa, que rezar mucho,
para que Dios, nuestro Señor,
te tenga siempre junto a Él.

LETRILLAS

Me dejaste de querer
cuando yo más te quería
nunca pude comprender
que tú ya no me querías.

Los ojos de mi morena
son dos puñales de muerte
se me clavan en el pecho
cuando la miro de frente.

Ábreme la puerta niña
y no la vuelvas a cerrar
que yo sé que tú la cierras
para que no vuelva a entrar.

No te vayas de mi vera
y vuelve para atrás
que los pasitos que diste
no te servirán de ná.

No llames más a mi puerta
ni tires piedras al balcón
que el querer que yo te tuve
el viento se lo llevó.

No tires chinitas al río
y deja el agua correr
que el río siga su curso
en busca de otro querer.

¿Qué tienes, niña, en tus ojos?
¿Qué tienes en tu mirada
que me recuerda a mi madre
a la madre de mi alma?
Como tú a mí me miras
ella así me miraba.

Anda y sigue tu camino
y no mires para atrás
lo que yo por ti he sufrido
no se me puede olvidar.

Siendo testigo la luna
que se escondía al verte
por aquel falso querer
que me juraste hasta la muerte.

Ya no cantan los canarios
los canarios de Tomás
y meten sus cabecitas
en sus alas pa llorar.

Por un camino de rosas
yo a ti te llevaría
pa demostrarte el querer
que yo a ti te tenía.

A la madre de mi alma
no me la avasalles más
que me quiere con delirio
y aunque tú también me quieras
no se puede igualar.

Tengo una novia en Sevilla
y otra tengo en Triana
una la veo de noche
la otra por la mañana.

La Puebla tiene una iglesia
un convento y una ermita
y la Virgen de las Virtudes
que cuando miramos su cara
las penitas nos las quita.

Un arco y una ermita
en el barrio de San José
y una bendita imagen
del carpintero José.

La Puebla tiene una ermita
más bonita no pué ser
donde se encuentra la imagen
de nuestro Patrón San José.

Tengo una espina clavada
en todo mi corazón
que tú misma me clavaste
cuando ya no me querías
y luego me traicionaste.

Mi madre se ha ido al Cielo
y solito me ha dejado
yo no quería que se fuera
pero Dios se la ha llevado

biografia:

Antonio Torres Montesinos
nace en La Puebla de Cazalla, provincia de Sevilla, España, en 1922.
De familia muy humilde, apenas si puede acabar los estudios primarios, lo cual no es obstáculo para que desarrolle una gran afición por la lectura y por la cultura en general.
Con gran esfuerzo consigue montar una modesta tienda de comestibles, por lo que todo el pueblo lo conoce como “Antoñito el de la Tienda”. Pese al horario intensivo de trabajo, participa en las escasas actividades culturales que se celebran en el pueblo, al tiempo que mantiene estrechos lazos de amistad con personajes ilustres del mundo artístico y cultural local.
A partir de su jubilación empieza su etapa creativa, centrando su producción poética en expresar su forma de sentir la Semana Santa y otras fiestas religiosas, sobre la amistad, el amor…
También ha escrito en prosa sobre aspectos variados de su localidad.
En marzo de 2000 publicó su primer y único libro hasta la fecha: Claveles de Pasión, una antología de poemas sobre la Semana Santa de su pueblo.
Para más detalle: antoniotorres.km6.net

antorres53@gmail.com

 

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