I
Penumbras
sobre mí.
En lo profundo yace,
desvestida,
mi nostalgia.
Del otro lado
de este océano oscuro
hay un puerto
donde late la vida
IX
Todavía danzan en mi mente
las miradas descalzas
y el callado murmullo
de los algarrobales.
La tierra
latía de tristeza.
Aquella tarde
nuestro adiós era una pena
con las alas al viento.
VIII
Era la quietud.
Bajo el cielo incendiado
el aire herido de silencio.
Agonizaba el día en los esteros
y la callada melodía
del crepúsculo
era el preludio del naufragio
total,
definitivo,
nuestro.
biografia:antoniocruz.se@gmail.com