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Mabel Bellante Blazquez
Nacionalidad:
Argentina
E-mail:
Biografia
QUE MIREMOS

Toda esa presencia
que no alcanza a formar sentido, en sí misma e infinita
es la que empuja a que busquemos
la ausencia donde el misterio está, ese
espacio del sutil entorno, parte de lo indefinido, que se abre sugestivo
como un abanico transparente

al sostener viento entre las manos, en el perfume de una fantasía, en el
preciso choque del agua con la arena, a través del ruego típico que antecede
a la huida, con cada refucilo alborotando árboles, o en esas luces cegadoras
del auto imaginario sobre el horizonte de la propia carretera oscura y bajo
el cielo permanente de los días.

Las entrañas, ambas cosas, ausencia y presencia, son potente realidad
que grita que hay que mirar, que todo es parte de la propia
eternidad de este paisaje, que basta de pedir hojas en blanco
a todos los sitios donde llegamos

que miremos
y que estemos donde estemos

siempre estemos
aunque duela todo el cuerpo.

MBellan
Película inconclusa de un conjunto


__________________

YA NO ESPERO

Ya no espero.
Me hago una corrida hasta el infierno para ver que pasa
por ahí. Y el calor y la sed hacen que vuelva

a este sitio

donde todo se me representa con un dejo de cambios.
Puedo elegir, me digo. Pero sigo efímera

frágil.
como cuando

la debilidad enfrenta al viento urgente.

Tenue ser humano. Tantos años vividos
no teniendo más horas que estar cada hora imposible
en el tour de los sedientos
limosneando agua
enjuiciando
con esa vaga decepción que seduce a casi
casi todos costados vacíos

esperando ahí

donde el error de la desigualdad
era que siempre había más de dos opciones
y un instante único para cada elección.

Pero ya no espero. Hace tiempo que dejé de preferir
continuar
con un pie en cada lado.

Bellan
La sombra de la fresa y lo eterno


HAY CARTAS DE AMOR Y CARTAS DE AMOR

De todas las cartas [género literario 'Carta de amor'], las dirigidas a los
amantes, esposas/os, novias/os, y un más extenso del imaginado etcétera, de
las personalidades del mundo, existe un descenso general en el nivel de
escritura. Aprovecho la tenue conclusión para dejar de leer el libro con
recopilaciones de carta de amor que tan alegremente compré días atrás.
Antes, releo las impresiones escritas en los espacios blancos de las hojas,
y ahí ya no estoy tan segura del descenso.
En la antología, Nicolás Guillén abre el juego con su poema 'A veces': A
veces tengo ganas de ser cursi para decir: la amo a Usted con locura. A
veces tengo ganas de ser tonto para griar: la quiero tanto! A veces tengo
ganas de ser niño para llorar acurrucado en su seno. A veces tengo ganas de
estar muerto para sentir desde la tierra húmeda de mi jugos, que me crece
una flor rompiéndome el pecho, una flor, y decir: esta flor, para Usted.
Cuánto dolor, cuánto beneplácito!
La de Henry Miller a Brenda Venus, donde en una primera carta le dice que a
causa de su artritis y esclerosis pasa mucho tiempo en la cama y que -por lo
tanto- deberá recibirla en pijama y en bata; y en una segunda le confiesa
que lo ha embrujado esta mujer, a sus ochenta y tantos años.
Por otro lado, nunca imaginé que Jean Paul Sartre llamara 'mi querido
castor' a Simone de Beauvoir. Y la carta de Hermann Hesse, explicándole a
Renata Schweitzer que cumplió el deseo de ella de quemar sus poesías, a
pesar de sentir pena por hacerlo, me acercó un halo de sensatez, pero
siempre pensé que Hesse era sensato, siempre [si bien en esta carta no hubo
sorpresas me quedé pensando en que si hubieran sido buenos los poemas, no
los hubiera quemado -¿o si?-]
La correspondencia de Juan Rulfo escribiéndole a Clara, contándole que ya se
fueron las nubes y -en una interacción coherente entre espiritualidad y
lucidez- le dice que la ama. Le propone que ambos peleen juntos contra el
miedo, por ejemplo. Y me gustó que haya finalizado con la promesa de decirle
todo lo que desea decirle más adelante y en secreto.
La carta de Henry Miller a Anaïs Nin, donde le aconseja olvidar la cordura,
que se despidió de ella pero con un fragmento de su persona pegado a él...
donde le dice que aún la oye cantar en la cocina y que aún la ve poner los
discos una y otra vez, fue la última que leí. Miller se despide de Anaïs Nin
con esta frase: 'El insaciable deleite de la experiencia'.

La última que leí me fue bastante interesante por la organización. Es la
carta de Sigmund Freud a Martha Bernays. En la primera parte le explica cómo
se siente, que no logra aún darse cuenta de lo que es 'lo nuestro', en la
segunda parte le adelanta lo que harán y hablarán cuando se encuentren la
próxima vez; una larga carta donde Freud recuerda anécdotas relacionadas a
'lo nuestro'. Es notorio que esta relación le cuesta, porque finaliza con un
'no te olvides del desdichado al que hiciste tan increíblemente feliz'. En
fin...

Esta forma de inmiscuirme en la forma de vivir el amor de algunos de mis
autores preferidos no me provocó el placer que esperaba, pocos datos jugosos
de vida, menos fuerza literaria, y demasiada vidriera para la intimidad.
Tanto interés suscitado, para tan poco resultado. Demasiada expectativa
puesta en un misterio supuesto que no fue develado con lo que hay; no es la
misma categoría artística de la obra de cada uno de ellos, no señor. Será
tal vez que existe un solo interlocutor, el destinatario de la carta, y mi
mirada polizonte no alcanza a cubrir el sentimiento, porque esa carta estuvo
precedida por gestos, por actitudes, por acciones, por encuentros en común,
en los que no me tocó participar [ni a ningún otro lector que, como yo, se
puso a leer las cartas]
Dejado el libro por ahí, me puse a pensar en que la diferencia estriba en
que estas cartas de amor, el escritor no las escribió para la posteridad,
las escribió para 'su' amor. Entonces, el resultado es que esa carta poco me
importa, que mucho más me importa la obra de ese escritor admirado por mí.
Que me da pena pensar que es cursi o almibarado alguien que es un genio en
la narración, en el ensayo, en la poesía, en la novela, en la investigación,
en la pintura, en el arte... Que el valor documental de este tipo de
literatura es a fin de formar parte de la biografía del autor, como una
parte de la reseña de su vida personal, supongo. Pero que no es,
definitivamente, lo que yo andaba buscando [y me alegro de no sentirme como
una fisgona]

Claro, una cosa bien distinta es el género epistolar. La carta de amor como
obra literaria es un juego y un testimonio de vida a la vez, donde el autor
sabe que escribe para el destinatario, pero también escribe para miles de
miradas que pueden leerlo [el universo de los lectores] Esta forma literaria
actúa como un simulacro de intimidad que convierte al lector no-destinatario
en intruso permitido de un espacio privado ajeno a él, pero donde todos
[escritor, destinatario y múltiples lectores] saben que pueden hacerse de un
hueco para permanecer y participar. La incomodidad del usurpador es
rápidamente olvidada por el placer que produce la lectura, en este caso,
desde el mismo momento de la escritura. Aquí todos saben que cualquiera
puede leer la carta de amor. Es más, para eso está escrita!
En la otra forma, cuando se escribió la carta, el autor no intuía que
alguien más que el destinatario iba a leerla.
Si bien en ambas perdura la necesidad de hablar del amor y del desamor, del
encuentro del amor y del desencuentro del amor, de la ida del amor y de la
venida del amor... mientras una carta de amor insta al lector a que sea, a
la resignificación amorosa y al reconocimiento de sí mismo en las líneas; la
otra carta de amor, nada, es para el ser amado, y lo demás sobra.

MBellante / Hay cartas de amor y cartas de amor

TURBIO BOICOT ACOSTUMBRADO

Camino, ando, respiro, cargada de preguntas
que me preguntan los días, subidas
a infinitas, aventureras mañanas, cuando el sol
es el propio orgullo de inventar corajes nuevos
que se esfuman al instante.
Y voy, en cada una de las acostumbradas respuestas
donde no aparece el color del horizonte
sino una nada
que deja, abiertos, a mi alcance
sutiles abanicos de vivencias
exponiéndome ante sus llanuras vacías
que buscan ser estaciones
eximidas de tanto turbio
boicot
acostumbrado.

Esas, las preguntas de mi vida, que no pueden extenderme la mano
porque están de paso
poseen la propiedad de milagros cotidianos
desperdiciados
que me repreguntan de preguntas, también de noche
y abarcando estrellas, porque quieren salir
de una realidad
donde las respuestas pueden hacer cambiar
de un soplo la totalidad de mis facciones
o donde me ven comiendo amaneceres
siempre merodeando la luna
sin acercarme jamás.

Día tras día, todas ellas, mis preguntas, me ruegan
que les envíe antecedentes ciertos
y completos
para inculcarme amor con un poder telepático
que no alcanzo a comprender
y yo solo atino a cansarme, como si mi corazón fuera
un capricho, me aburro, me transformo en una excusa y escapo
para agazaparme escondida en cualquier
rincón
de mis circunstancias
mientras la exactitud de lo natural exprime los sentidos
y mientras sus ecos fibrilan
suspendidos entre mi alma y flores recién nacidas
que yo debo albergar
con este miedo a cuestas.

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EBELINA 27

Es cosa cierta que Ebelina se sucede
inventora de la libertad de la vida
con su alma reflejada entre estrofas.
Infinitas palabras con ozono, sin ozono.
Impacienta al tiempo y a los aniversarios
durante un espacio donde queda demasiado poco
para elegir.
Y atraviesa los escalones donde no aguardan ya
filólogos, ni austeros, ni sombrillas de paseo.
Y abandona cuando se le antoja
sensaciones o ideas amantes de la anarquía
que Funda aún transpira por alcanzar.

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DIÁLOGOS EN LA CORNISA CON UN ÁNGEL [3]

Aguardando horas encendidas de paz
sin conciencia del infinito ni de la próxima calle
aparece el recuerdo de esos ojos.
Soy una ciudad cercada por tumbas iracundas
y huyo sin palabras.
El no aprender a medir las consecuencias
trae el premio de una inútil perpetuidad.
Mientras, la vida, asintiendo...
Mientras, la mirada asesina de los recuerdos...
-Acercate y trae tu equipaje
para vivir plenamente lo que te resulte en suerte
me dice el ángel.
En ese preciso instante, alguien que nada es
o que es todo
me sueña muy bien.
La noche deja oir suspiros tenues y se callan
todos los grillos del paisaje.

biografia:

Docente de Educación Física y de Informática Educativa, Bibliotecóloga, Estudiante de la Licenciatura en Bibliotecología y Documentación, Profesora de Dibujo y Pintura.
1993 - Publicación del libro de poesías 'Animales', conjuntamente con dos poetas casarenses, editado por Ediciones Archè, Capital Federal, Buenos Aires, Argentina.
1994 - Dirección de la revista literaria zonal 'Sueños, Dioses y Espantapájaros', Carlos Casares, Buenos Aires, Argentina.
1995 - Redacción del área de Educación Física en los manuales para docentes 'Somos Parte', para 1ro. y 2do. ciclo de EGB, a cargo de Ediciones Independencia, Capital Federal, Buenos Aires, Argentina.
1998 - Autoría del libro 'Su Alteza el Juego', destinado a padres y docentes de EGB [preponderando el juego por sobre la competencia, a partir de actividades varias], editado por
Ediciones Independencia, Capital Federal, Buenos Aires, Argentina.
2005 - Autoría del libro 'La Lectura y la PNI : Promoción. Argentina como ejemplo' [la lectura dentro de una Política Nacional de Información acorde, como forma de mejoramiento del nivel de vida de la población], en vistas de publicación.
2006 - Profesora en dos portales españoles. Dictado de cursos de 'Iniciación a la Escritura Creativa', y de 'Inspiración y bloqueo'.

Publicaciones y premios [SADE, Piedra Movediza, Centro Cultural San Telmo, Horizonte de Cultura, Bianchi Editores, Club de Leones, Editorial Dunken, Mis escritos, El Fausto, Biblioteca 'José Estrada' de General Pico]

mabelbellante@hotmail.com

 

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